martes, 23 de diciembre de 2014

Volver a empezar

Hace mucho que en el blog no subo nada. A veces la tristeza te chupa las ganas de todo. Pero la alegría de Cristo puede con todo. Espero poder volver a empezar haciendo comentarios de todo un poco. Feliz Navidad del Señor.

lunes, 21 de enero de 2013

KERIGMA y LEGIÓN DE MARÍA


I.- No pueden seguir las cosas tal y como están. Este podría ser el resumen de estas jornadas de pastoral que hemos podido disfrutar. Es una pena que no todos los legionarios de María las hayan podido vivir. Unas jornadas que han sido un eco de los deseos del santo Padre Benedicto XVI en su carta apostólica “Porta fidei” en la que hace una llamada comprometida, no solo por conocer la fe y robustecerla, sino también a entregarla a los demás en esto que se está llamando desde hace un tiempo la “nueva evangelización”. Tanta es la preocupación del Papa sobre este  tema que el último sínodo de los obispos ha versado sobre la nueva evangelización, como fruto del mismo se espera una Exhortación Apostólica del Papa y se ha creado en Roma un nuevo Dicasterio sobre este tema.

II.- ¿Cómo hacer esta nueva evangelización? Se nos ha recordado en estas conferencias que sin que haya un anuncio formal del llamado “Kerigma” estamos edificando sobre arena. ¡Cuántas actividades de la Iglesia sin fruto, cuántas catequesis de niños o adolescentes no han llegado al fin deseado porque no ha habido una expresión formal del Kerigma (anuncio cristiano, la buena nueva cristiana)! Si, damos conocimientos vagos de la historia sagrada, conocimientos intelectuales más o menos profundos…pero no están fuertemente enraizados en el centro de la salvación.

III.- Los escritos de los apóstoles dejan claro que la fe comienza por el oído, esto es, el Señor nos atrapa por el oído, como se sacan del mar los peces por los oídos. Cuando los apóstoles llegaban a los nuevos sitios para evangelizar, no se hablaba del matrimonio, ni del rezo del rosario….les hablaban de la novedad cristiana, del centro del mensaje de la salvación. Después habría tiempo de hablar de lo demás. Entonces, me diréis, ¿de qué hablaban, qué les decían para que abandonasen su religión para aceptar el cristianismo? Esos hombres y mujeres aparentemente eran también religiosos: tenían sus dioses, los rezaban. ¿Entonces? Esos hombres adoraban a sus dioses por temor, para que les beneficiase en algún asunto, pero bien sabían ellos que no eran conocidos por ese ser superior y que los despreciaba por su mísera condición humana. En realidad a esos dioses  les importaba muy poco la vida del hombre.

          Algo similar pasa hoy. Hay una fe difusa, es decir, sí una cierta fe en un Dios que haya creado esto, una fuerza cósmica o algo, que  está distante y sin capacidad de conocimiento personal de nosotros o que se ha desatendido de sus obligaciones con el hombre y una fe en que algo ha de haber después de la vida porque si no, mal negocio es este. Como veis la realidad de hoy es algo similar con la que los primeros evangelizadores se encontraron cuando llegaban a los sitios.  Tenemos una dificultad, si queréis, mayor, porque muchos de los que dicen creer en esa fuerza cósmica o en nada superior, provienen de una cultura aparentemente cristiana, se creen saberlo todo de la fe, son capaces de enjuiciar sin conocer en profundad, tienen el “colmillo retorcido”. Ante todo esto, ¿qué hacer? Unos dicen recemos por ellos, eso está bien, muy bien, pero hay otra cosa que podemos hacer y que la Legión ha de seguir haciendo con nuevas fuerzas, pues para ello fue creada, que es la nueva evangelización. Pero, ¿cómo hacerlo? Ya lo estamos comentado desde el principio: proclamando el Kerigma. ¡Qué palabrota, me diréis! ¿Qué es eso?:

Recuperar el primer anuncio cristiano y para ello es necesario que cada legionario de

María y la Legión en su conjunto sienta la necesidad de salir en busca de la oveja

perdida, y que lo haga con el entusiasmo de los primeros cristianos que no sólo hablaban de ciertos conocimientos, sino de su propia experiencia personal de Jesucristo.

 

Vale, me diréis. Pero ¿en qué consiste el primer anuncio cristiano?

ü  Que Dios es AMOR, que es un Dios personal, que quiere decir, que me ama individualmente, personalmente, que me ama con amor eterno (Jer 31,3), que me conoce por mi nombres (Is 43,1), que incluso me tiene grabado en la palma de su mano (Is 49, 15-17). Que me ama gratuita e incondicionalmente sin mérito mío (Dt 7,7-10), que no le importa ni mi pasado (Is 1,18) ni mi condición actual amándome tal y como soy (Os 14,5). Que por amor me ha creado sin que tuviera ninguna obligación a hacerlo para hacerme como Él; que Él ha tomado la iniciativa (Gen 1,26) y que quiere hacernos hijos suyos (Is 55,8). Que por mí ha tomado carne de la Inmaculada Virgen, que en esa cueva de Belén en sus lloros estaba mi nombre; que ha predicado pensando en mí; que ha muerto y ha resucitado por mí.

 

Este por tanto es el meollo del Kerigma cristiano: DIOS te ama, se ha hecho hombre

por ti,  ha muerto y resucitado por ti. Os pregunto de verdad: ¿cuántos de nuestros paisanos han escuchado esto de verdad de los labios de alguien? Me responderéis: esto en la Iglesia se dice contantemente, que Cristo ha muerto por todos…..pero ¿por mi? Esta novedad del anuncio cristiano tambaleó las durezas del corazón de muchos, pues esta semilla tan pequeña, con la gracia fue haciendo que hiciera un gran socavón. Es que la Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, que penetra hasta lo más hondo de ser humano (cf. Heb). Estas afirmaciones es el inicio del kerigma, pues hay que hablar de la esclavitud del pecado, del pecado personal, de la liberación que el Señor Jesucristo me ha hecho sin esfuerzo por mi parte, que mueve a la conversión y aun estilo de vida distinto en la Iglesia por el Espíritu Santo.

         Es lo que tenemos que hacer en nuestros contactos callejeros, en nuestros puerta a puerta, en nuestros contactos personales: presentar este primer anuncio cristiano. Esto, evidentemente ha de suponer un cambio de estrategia, si queréis llamarlo así, o de metodología, pero tenemos que seguir siendo la Legión de María y cada legionario particularmente la avanzadilla evangelizadora de la Iglesia.

         Por la acción del Espíritu Santo que nos alcanza la Virgen Santísima lo podemos hacer y muy bien, si somos dóciles como Ella.

martes, 8 de enero de 2013

ANNUNTIO GAUDIUM MAGNUM

El próximo día 14 de febrero, D.m., en la Universidad San Dámaso de Madrid, tendré la defensa de mi Tesis Doctoral. Deo Gratias.

sábado, 29 de diciembre de 2012

MI REGALO DE NAVIDAD

Días de regalos. El mayor se nos ha hecho ya. Y todos queremos repetir el gesto del Padre Eterno al danos su Verbo, al obsequiar a los demás con algún detalle que transparente amor y delicadeza. Aquí está el mío.

viernes, 28 de diciembre de 2012

AÑO DE LA FE (II)


I. Estamos comenzando este año de la fe. Oímos decir alegremente que “no se tiene fe”, pero equivocadamente, porque hay una fe humana que usamos todos los días: por esta fe humana creemos, por ejemplo, que Colón descubrió América en 1492 y ninguno de nuestra generación estuvo allí (que yo sepa, no se); o repetimos sin haberlo visto la fórmula molecular del agua; qué forma tiene la península ibérica aunque ninguno haya subido a un satélite artificial para verlo y nos fiamos de las fotografías que bien podían estar trucadas; y así tantas cosas. Incluso a nivel más personal afirmamos rotundamente que nuestros padres y hermanos son los que decimos que son… La fe, por tanto, no es algo antinatural en el ser humano, sino que es un hecho plenamente humano al fiarnos de lo que otros dicen de un tema que nosotros desconocemos totalmente. Nos fiamos de los historiadores, de los científicos y de otros muchos, desarrollando así nuestra “fe humana”. Y nos fiamos por la autoridad que tienen esas personas a las que consideramos dignas de todo crédito.

II. Si lo hacemos así al nivel humano, de la misma forma podemos desarrollar nuestra fe sobrenatural. Es verdad que este don se nos fue regalado en el momento del bautismo, pero también tiene sus raíces en la fe humana. Nuestra fe se fundamenta en las enseñanzas de los apóstoles, por eso decimos que nuestra Iglesia es “Apostólica”. Éstos vieron a Jesucristo: compartieron con Él esos 3 años que denominamos de “vida pública”. Vieron sus milagros, oyeron sus predicaciones y los recuerdos de la Virgen. Le vieron ir dando pasos para fundar la Iglesia, instituyendo gradualmente los sacramentos que la hacen. Y le vieron entregar su vida en la cruz, le enterraron, y le vieron vivo resucitado, comiendo con Él… De esa experiencia vital personal y empujados por la acción del Espíritu Santo fueron capaces de predicar la buena nueva de Jesucristo, y de entregar su vida por esta causa. Pudieron librarse de sus violentas muertes si renunciaban a predicar a Jesucristo muerto y resucitado, pero ninguno lo hizo. ¿Hay acaso más testimonio de la verdad de estos primeros seguidores de Jesús que nos confirman que sus enseñanzas son verdaderas? Si nos cuesta dar la vida por la verdad, ¿quién es capaz de dar la vida por una mentira? La sangre de los apóstoles, derramada por la Verdad que es Jesucristo, nos garantiza que nuestra fe es la verdadera, que tiene sus raíces fuertemente asentadas en Jesucristo.

III. Acoger y aceptar esta fe en Jesucristo no sólo es un enriquecimiento personal, pues el ser humano siempre está hambriento de conocimientos de toda especie. Sino que esta fe supone un encuentro vital y personal con el Señor que nos transforma involucra la vida, la totalidad de nosotros mismos: sentimiento, corazón, inteligencia, voluntad, corporeidad, emociones, relaciones humanas. Con la fe cambia verdaderamente todo en nosotros y para nosotros, y se revela con claridad nuestro destino futuro, la verdad de nuestra vocación en la historia, el sentido de la vida, el gusto de ser peregrinos hacia la Patria celestial[1].

IV. A nuestra Señora de la Fe la imploramos que nos alcance del Señor una fe firme, inconmovible como una roca.

 



[1] Audiencia General  de Benedicto XVI del día 17 de octubre de 2012.

lunes, 24 de diciembre de 2012

AÑO DE LA FE (I)


I.- El pasado día 11 de octubre dio comienzo el “año de la fe” al que Benedicto XVI ha convocado a toda la Iglesia. Es verdad que toda nuestra vida como cristiano es una cadena de “años de la fe”, como de “años eucarísticos” o “años marianos”, pues en nuestro día a día alimentamos la fe en la Eucaristía de las manos de nuestra Señora.

Entonces, ¿por qué celebrar una “año de la fe”?

II.- Psicológicamente podemos decir que necesitamos ciertas novedades que nos motiven de nuevo, que nos incentiven para no vivir rutinariamente. Lo mismo ocurre en nuestra vida espiritual y más si cabe en este tiempo en el que si no estamos haciendo algo nuevo, caemos en una monotonía espiritual que nos parece estar siempre igual.

III.- Este año de la fe es para que caigamos en la cuenta del tesoro vital que es tener o no fe. Que no da igual tenerla como que no. Que esta fe ha sido un regalo que un día el Señor nos regaló el día de nuestro propio bautismo, junto con la esperanza y la caridad. Y este regalo ha de ser mimado por el que lo ha recibido:

ü  Una fe que comienza por el oído, como dice en apóstol san Pablo, ha de seguir

alimentándola gracias a oir las oraciones de la Liturgia, a oir las predicaciones, al oir la misma música litúrgica.

ü  Una fe que ha de ser alimentada con el estudio de esta fe. En su carta apostólica

“Porta Fidei” el Papa nos vuelve a presentar al Catecismo de la Iglesia Católica como uno de los frutos más importantes del Concilio Vaticano II [1]. Seguramente todos le tenemos en nuestras estanterías. Este año es un buen tiempo para que diariamente le estudiemos un poco, especialmente su sección segunda en la que explica el “credo”. ¿Qué excusa vamos a poner de nuevo para no hacerlo? Nuestra fe no ha de ser la “fe del carbonero” de otro tiempo, sino una fe ilustrada que la conozca para poder dar razón de lo que creemos.

ü  Hay un refresco que tiene una Slogan: que te da alas. Y en el anuncio

publicitario el que lo bebe le salen unas alitas y se ve por ahí volando. Seguramente todos atestiguamos que tomándola seguimos tal cual. La fe es la que realmente nos da alas: nos hace comprender de dónde venimos, qué sentido tiene nuestro vivir y qué futuro eterno nos espera si somos constantes en el amor a Cristo.

ü  La fe, como iremos viendo durante el año, se fortaleza entregándola a los demás

por medio de nuestros apostolados. Por eso, este año ha de ser especialmente apostólico entre nosotros, realizando más esos trabajos heróicos de los que habla el Manual, sabiendo que así nuestra fe personal será incrementándose.

ü  Añadamos el rezo del credo diariamente a nuestras devociones diarias, “algo

sobre lo que tenéis que pensar cuando estáis en la calle y que no debéis olvidar ni cuando coméis, de forma que, cuando dormís corporalmente, vigiléis con el corazón”[2].

         A nuestra Señora hemos de encomendar las acciones de este año de la fe que estamos comenzando, para que así su Hijo sea más conocido por todos.
 
ALLOCUTIO DEL MES DE OCTUBRE DEL COMITIUM DE TOLEDO



[1] Porta Fidei ,11
[2] Porta Fidei 9, citando a san Agustín.

domingo, 23 de diciembre de 2012

I FESTIVAL DE CATEQUESIS

Cuesta salir de la rutina... pero lo vamos consiguiendo paso a paso. El pasado 16 de diciembre celebramos el I Festival de Catequesis, con las actuaciones de cada grupo de catequesis de confirmación y del grupo de los catequistas, con convite incluído. De esta manera queremos ir acercando la parroquia a todos los feligreses de la misma.