domingo, 20 de marzo de 2011

VIVIR DE LA PALABRA, COMO LA VIRGEN


I.- Nos hemos de ir preparando para vivir el domingo que viene nuestra fiesta anual del Acies en la que nos vamos a volver a presentar ante la Virgen, consagrarnos a Ella y a poner nuestras pobres personas a su disposición para así ser instrumentos válidos para evangelizar nuestro mundo contemporáneo.
II.- Para poderlo ser os invito para que como la Virgen Santísima seamos los hombres y mujeres de la Palabra de Dios, que la conocen, que la meditan, que oran con ella, que se dejan modelar por ella. Nuestra Señora ha tenido un diálogo abierto y profundo con la Palabra de Dios y en ella se ha producido un admirable coloquio: Ella ha sabido acoger con delicadeza y docilidad su maravillosa Palabra y Ella ha respondido con una obediencia incondicional, con una fe sin fisuras. Por eso la realidad humana, creada por medio del Verbo, encuentra su figura perfecta precisamente en la fe obediente de María (VD 27). Recorriendo su vida podremos comprobar cómo se encuentra completamente disponible a la voluntad de Dios, dócil a la Palabra divina , viviendo en plana sintonía con ésta, conservando en su corazón los acontecimientos de su Hijo. ¡Qué diferencia! Mientras que la primera Eva se rebela ante la Palabra de Dios y quiere ser Ella junto con su esposo Adán la fuente de moralidad suprema en el mundo prescindiendo de Dios, la segunda Eva, la jovencita María, con su libertad plena y por su consentimiento coopera de modo decisivo a la entrada del eterno en el tiempo(Idem).
III.-Es maravilloso y sorprendente podernos asomar al alma de la Hija de Sión gracias a la oración que compuso al visitar a su prima Isabel, que seguramente ya había rezado Ella sola muchas veces pero que ahora lo hace en voz alta. En los versículos que tantas veces rezamos, y que podemos caer en un costumbrismo atroz que no nos permita ahondar en las palabras que pronunciamos mecánicamente, vemos como la Virgen tiene una maravillosa familiaridad con la Palabra de Dios. Su oración está compuesta por textos que Ella había meditado tantas veces del Antiguo Testamento y los da un sentido nuevo identificándose con la Palabra. Coge de aquí y de allí, al modo de cómo se coge al elaborar un tejido hijos de aquí y de allí. Esto nos muestra que la Virgen desde su niñez, ha conocido muy bien la Palabra que se leía en la sinagoga de Nazaret y que en Ella resonaba de forma especial, como dirigida exclusivamente para Ella, y ha hecho oración con la misma Palabra divina. Habla y piensa con la Palabra de Dios; la Palabra de Dios se convierte en palabra suya, y su palabra nace de la Palabra de Dios (DcE 41).
IV.- Nuestra acción apostólica y pastoral será eficaz en la medida en que aprendamos de María a dejarnos plasmar por la obra de Dios en nosotros (…) tanto en la actitud orante como en la generosidad del compromiso en la misión y el anuncio (VD 28). El corazón de la Virgen, esto es su ser más íntimo, es modelado por la acción de la palabra de Dios que no encuentra resistencia en Ella sino que libremente se deja y moldear. El legionario, por tanto, ha ser aquel devoto de la Palabra de Dios, que esté familiarizado con Ella, que la medite en sus momentos de oración personal, que haga oración con los textos sagrados, que en los salmos que reza en la liturgia de las horas ponga su corazón y ore realmente con ellos. Que se deje moldear por esta Palabra que a veces espolea, otras quema, otras consuela. Si así lo va haciendo todo lo que sucedió un día en nuestra Madre podrá sucedernos en nosotros escuchando su Palabra con todos nuestros sentidos y celebrando los sacramentos con devoción y hondura.: Cristo será entonces el fruto de todos (VD 28)
V.- Que así sea de especial el Acies de este año: con la Virgen, viviendo de la Palabra de Dios.

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