Este domingo es ya el IV de Pascua, llamado de "El Buen Pastor" porque en se lee el evangelio en el que Jesucristo se llama a sí mismo "Yo soy en buen pastor". Es un día también para rezar por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas. Pero no solo para este día. Ha de ser un compromiso diario de todo el Pueblo de Dios.
lunes, 23 de abril de 2012
OREMOS
domingo, 22 de abril de 2012
VAYA SEMANITA
Si hoy se publica THE VISITORS en formato DE LUXE con alguna canción inédita de ABBA, y con un cd que recoge algunas entrevistas y sus ultimas actuaciones, mañana se publica el último trabajo de JOSÉ LUIS PERALES, que ha llamado "Calle Soledad". Aunque no he oñido ninguna de sus canciones, mañana mismo intentaré comprarle, aunque conociendo Toledo, hasta dentrode varios dias no estará por aquí. Seguro que el buen gusto y los sentimientos vuelven a aflorar de nuevo....en las esencias peralianas.
¡¡¡¡¡VAYA SEMANITAAAAAAA!!!!!!! Son las que me gustan.
sábado, 21 de abril de 2012
THE VISITORS
El lunes 23 de abril se vuelve a publicar el último album de ABBA "The visitors" coincidiendo con el 30 años de su publicación. Para mi gusto, como el de muchos, es el mejor album de este grupo sueco donde se palpa su madurez en música y en letra.
Aún recuerdo cuando mi hermano, que entonces estudiaba en Madrid Derecho, me trajo como si fuera un tesoro el primer single del LP cn ONE OF US. Pocos meses después mis amigos me adelantaron el regalo de mi cumpleaños regalándome el disco que guardo como "oro en paño" y con alguna canción rayada de tanto escucharla. Qué pena que se separaran. Cuántas canciones y discos nos hemos perdido.
Cuando vaya a Madrid, me le compraré porque incorpora, como en las otras reediciones, imagenes, videos, entrevistas con ABBA.
domingo, 15 de abril de 2012
MORIR Y RESUCITAR CON CRISTO
I.- Durante estos días pasados hemos acompañado al Señor en sus momentos más duros en los que entrega su vida por nosotros y ahora, también junto a su Madre, nos gozamos de su victoria sobre la muerte. Han sido días para morir con Cristo místicamente y resucitar a una vida nueva, que se ha producido en nosotros realmente por las aguas bautismales. Seguramente hemos meditado en estas verdades durante estos días santos. En estos minutos, vamos a intentar brevemente en qué aspectos hemos de morir en nuestra vida legionaria, para resucitar a una vida nueva más ilusionante y rejuvenecida.
Hemos de morir a nuestro “yo” que sigue palpitando en demasía, incluso bajo
apariencias santas y buenas. Un yo que se hace notar en las juntas “luciéndonos” personalmente, ya sea a la hora de informar de los trabajos con excesivo detalle y verborrea, ya sea en los temas de estudio para demostrar a los demás nuestros conocimientos. De esta forma queremos sobresalir y hacer saber a los demás que ya sabemos mucho de Legión o de mucha vida espiritual, y que “debemos” tutelar a los demás en su proceso de maduración. Morir con Cristo, supone dejar nuestro “yo” a un lado, no querer prevalecer, no “chupar cámara”, para no alargar las juntas innecesariamente y respetando cuando el otro tenga la palabra. Pensemos siempre que si alguien se asomara a nuestras juntas como visita han de ver en ellas esa convivencia en que el “yo” disminuye para convertirse en un “nosotros” armonioso y afinado.
Morir a nuestro “yo” significa saber aceptar el trabajo apostólico asignado, aunque nos
guste otro con otra pareja y no hacer saber las preferencias ni lo que no nos gusta para de esta forma ser instrumentos valiosos en manos de la Virgen que desea seguir sirviendo y cuidando a su Hijo en las personas a quienes visitamos. Si no lo hacemos así nuestro trabajo será infructuoso porque en vez de servir nos buscamos a nosotros mismos.
Morir a nuestro “yo” supone también no poner trabas a las necesidades que pueda tener
el praesidium o bien el Consejo. No se aceptan los cargos porque supone un tiempo en un domingo por las tardes…porque quizá alguien despectivamente informa de lo que aquí se hace y en vez de dar ganas de aceptar nuevas responsabilidades dan ganas huir rápidamente poniendo toda clase de excusas peregrinas.
Resucitar con Cristo, supone poner los ojos en aquél que ha trascendido nuestra
dimensión y vive inmortal y glorioso con el Padre Eterno. Es aspirar a vivir con la bondad, con las delicadezas del mismo Señor. Ya lo hemos visto en las distintas apariciones que tiene el Señor a sus discípulos: Si antes los llamaba amigos ahora los llama hermanos; no hay ningún enfado resaltable por su incredulidad e incluso en una de las apariciones el Señor en el lago de Galilea les tiene preparado el pescado asado…Cuántas risas se echarían … Resucitar con Cristo es hacer lo posible para que en nuestras reuniones de praesidia, de comitium, se respire realmente fraternidad, cordialidad, caridad, delicadeza de tal forma que puedan decir de nosotros, como de los primeros cristianos: mirad, cuánto se quieren.
Resucitar con Cristo, significa también recobrar una nueva mirada, o quizá mejor volver
a nuestras primeras niñas, las de los ojos. Vivir inmersos en la novedad, ver todo como gracia de Dios, como delicadezas que la Virgen hace conmigo, oportunidades para vivir la vida en plenitud.
La Virgen no tuvo que morir a nada, pues siempre fue un alma resucitada. Con su paciencia derramada en nosotros a raudales hace posible que vaya creciendo en nosotros los deseos de morir con Cristo y resucitar con Él místicamente. Que no nos cansemos en este proceso rejuvenecedor.
Hemos de morir a nuestro “yo” que sigue palpitando en demasía, incluso bajo
apariencias santas y buenas. Un yo que se hace notar en las juntas “luciéndonos” personalmente, ya sea a la hora de informar de los trabajos con excesivo detalle y verborrea, ya sea en los temas de estudio para demostrar a los demás nuestros conocimientos. De esta forma queremos sobresalir y hacer saber a los demás que ya sabemos mucho de Legión o de mucha vida espiritual, y que “debemos” tutelar a los demás en su proceso de maduración. Morir con Cristo, supone dejar nuestro “yo” a un lado, no querer prevalecer, no “chupar cámara”, para no alargar las juntas innecesariamente y respetando cuando el otro tenga la palabra. Pensemos siempre que si alguien se asomara a nuestras juntas como visita han de ver en ellas esa convivencia en que el “yo” disminuye para convertirse en un “nosotros” armonioso y afinado.
Morir a nuestro “yo” significa saber aceptar el trabajo apostólico asignado, aunque nos
guste otro con otra pareja y no hacer saber las preferencias ni lo que no nos gusta para de esta forma ser instrumentos valiosos en manos de la Virgen que desea seguir sirviendo y cuidando a su Hijo en las personas a quienes visitamos. Si no lo hacemos así nuestro trabajo será infructuoso porque en vez de servir nos buscamos a nosotros mismos.
Morir a nuestro “yo” supone también no poner trabas a las necesidades que pueda tener
el praesidium o bien el Consejo. No se aceptan los cargos porque supone un tiempo en un domingo por las tardes…porque quizá alguien despectivamente informa de lo que aquí se hace y en vez de dar ganas de aceptar nuevas responsabilidades dan ganas huir rápidamente poniendo toda clase de excusas peregrinas.
Resucitar con Cristo, supone poner los ojos en aquél que ha trascendido nuestra
dimensión y vive inmortal y glorioso con el Padre Eterno. Es aspirar a vivir con la bondad, con las delicadezas del mismo Señor. Ya lo hemos visto en las distintas apariciones que tiene el Señor a sus discípulos: Si antes los llamaba amigos ahora los llama hermanos; no hay ningún enfado resaltable por su incredulidad e incluso en una de las apariciones el Señor en el lago de Galilea les tiene preparado el pescado asado…Cuántas risas se echarían … Resucitar con Cristo es hacer lo posible para que en nuestras reuniones de praesidia, de comitium, se respire realmente fraternidad, cordialidad, caridad, delicadeza de tal forma que puedan decir de nosotros, como de los primeros cristianos: mirad, cuánto se quieren.
Resucitar con Cristo, significa también recobrar una nueva mirada, o quizá mejor volver
a nuestras primeras niñas, las de los ojos. Vivir inmersos en la novedad, ver todo como gracia de Dios, como delicadezas que la Virgen hace conmigo, oportunidades para vivir la vida en plenitud.
La Virgen no tuvo que morir a nada, pues siempre fue un alma resucitada. Con su paciencia derramada en nosotros a raudales hace posible que vaya creciendo en nosotros los deseos de morir con Cristo y resucitar con Él místicamente. Que no nos cansemos en este proceso rejuvenecedor.
ALLOCUTIO DEL MES DE ABRIL DE 2012
lunes, 9 de abril de 2012
ASÍ ES JESUCRISTO
Juan Manuel de Prada dirige en Intereconomía un programa llamado "Lágrimas en la lluvia". Es muy desigual, pero el de ayer fue sobresaliente. Para que conocer mejor a Jesucristo, escucha con atención a estos grandes teólogos católicos de hoy.
domingo, 8 de abril de 2012
FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN
Cristo ha resucitado. Esta noticia ha sido como una especie de "big bang" que llega hasta nuestros días. Qué sería nuestra vida sin el Señor de vivos y muertos.
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