domingo, 19 de septiembre de 2010

PONIÉNDONOS A PUNTO



El viaje del Santo Padre a Gran Bretaña ha sido importantísimo por todos los discursos y homilías que ha ido pronunciando que debemos leer y meditar.





  • Sin ir mas lejos a los jovenes y niños que se encuentran en los colegios católicos les dice:

    * Espero que, entre quienes me escucháis hoy, esté alguno de los futuros santos del siglo XXI. Lo que Dios desea más de cada uno de vosotros es que seáis santos. Él os ama mucho más de lo jamás podríais imaginar y quiere lo mejor para vosotros. Y, sin duda, lo mejor para vosotros es que crezcáis en santidad. (...) Cuando os invito a ser santos, os pido que no os conforméis con ser de segunda fila. Qué fácil le hubiera sido y muy aplaudido por el pensamiento que quiere que sea el único que les hubiera animado a vivir ramplonamente la vida, sin altas miras, sino en el día a día, viviendo el momento sin horizontes de eternidad, y animándoles a enfangarse en una vida vulgar y sin brillos especiales. No les pide que sean buenos chavales, sino que sean SANTOS, que no sean de segunda fila. Aunque estas palabras están dirigidas a los jóvenes bien las podríamos aplicar a nosotros los legionarios al retomar mas profundamente nuestras actividades apostólicas. Nuestra querida Legión fue fundada para esto: para que sus miembros seamos santos, y no de segunda división, no de segunda fila. Nuetsras reuniones,nuestras actividades apostólicas, nuestros retiros o ejercicios, nuetsras convivencias familiares están pensadas para esto: para que seamos santos de primera división. Hemos de aprovechar todo lo que la Legión nos brinda para poderlo ser. No os contentéis con ser mediocres, les dijo el Papa también. No nos contentemos con un "ir tirando", en cubriendo las cosas más o menos, sino siempre hemos de aspirar a más altas cotas. Podría ocurrir que después de mucho tiempo en Legión, Legión no haya pasado por nosotros, no hayamos asumido ni su estilo,ni sus valores, sino que sigamos tal cual con un mero barniz de compromiso apostólico. Las palabras siempre entusiasmantes del Papa nos han de hacer reflexionar y animar a vivir profundamente nuestro carisma sin medias tintas, sin quedarnos a la orilla del rio guardando la ropa por si acaso...


  • Hablando del Beato John Henry Newman el Papa ,que tanto influyó a nuestro amado fundador, enseña que como hombres y mujeres a imagen y semejanza de Dios, fuimos creados para conocer la verdad, y encontrar en esta verdad nuestra libertad última y el cumplimiento de nuestras aspiraciones humanas más profundas. En una palabra, estamos destinados a conocer a Cristo, que es "el camino, y la verdad, y la vida" (Jn 14,6). Solo de ese conocimiento vendrá nuestra verdadera felicidad. Cuando comenzáis a ser amigos de Dios, todo en la vida empieza a cambiar. A medida que lo vais conociendo mejor, percibís el deseo de reflejar algo de su infinita bondad en vuestra propia vida. Os atrae la práctica de las virtudes. Comenzáis a ver la avaricia y el egoísmo y tantos otros pecados como lo que realmente son, tendencias destructivas y peligrosas que causan profundo sufrimiento y un gran daño, y deseáis evitar caer en esas trampas. Empezáis a sentir compasión por la gente con dificultades y ansiáis hacer algo por ayudarles. Queréis prestar ayuda a los pobres y hambrientos, consolar a los tristes, deseáis ser amables y generosos. Cuando todo esto comience a sucederos, estáis en camino hacia la santidad.


  • La vida de Newman nos enseña también que la pasión por la verdad, la honestidad intelectual y la auténtica conversión son costosas. No podemos guardar para nosotros mismos la verdad que nos hace libres; hay que dar testimonio de ella, que pide ser escuchada, y al final su poder de convicción proviene de sí misma y no de la elocuencia humana o de los argumentos que la expongan. El apostolado que hacemos no depende de nuestra preparación teológica, sino de la acción del Espíritu. La Verdad que llevamos en nuestra pequeñez tiene en si una fuerza tal, que aunque a aveces parezca que hemos fracasado en nuestros apostolados, como nos recuerda el Manual, son retrasos de victoria, porque la verdad que entra por el oído va carcomiendo progresivamente la oscuridad de la mentira y de la duda. Eso no quita que no tengamos que preperarmos cada día más que sepamos más de la profundidad de nuestra fe... Tenemos medios al alcance que tenemos que usar para que esto sea asi y que la Legión va a poner a nuestro alcance. Por tanto no nos desanimemos cauno veamos que nuestras palabras paracen que se las lleva el viento. La Verdad se va abriendo paso auqnue no lo veamos rapidamente. El Beato Cardenal Newman dice a los laicos: “Quiero laicos que no sean arrogantes ni que disputen, sino que conozcan su religión, que sepan lo que defienden, lo que mantienen y lo que no, que conozcan su credo tan bien que puedan dar una explicación de él”. ¿No véis su influencia en el estilo que nuestro Fundador ha querido para la Legión?: Laicos humildes la modo de la Virgen Santísima que vivan entre ellos como en el hogar de Nazaret, que se vayan formando cada día más y mejor en la fe para que así el Espíritu encuentre un campo abonado para hacer llegar a los demás la genuína fe en Jesucristo que nos ha llegado inalterada por su acción en la Iglesia.


  • Termino con un texto del Beato Newman sobre la Virgen Santísima: «¿Quién puede apreciar la santidad y la perfección de Aquella que fue elegida para ser la Madre de Cristo? ¿Qué dones debió tener, quien fue elegida para ser el único familiar más cercano en la tierra al Hijo de Dios, la única a quien Él estaba obligado por naturaleza a venerar y admirar; la escogida para guiarle y educarle, para instruirle día a día, a medida que crecía en sabiduría y en estatura?» De su amor a la Virgen le llevó también a su conversión a la Iglesia Católica. Que nuestra admiración y alabanza a nuestra Señora nos lleve a vivir más en comunión con la Iglesia respirando así la plenitud de la verdad.

ALLOCUTIO DEL MES DE SEPTIEMBRE EN EL COMITIUM NUESTRA SEÑORA DEL SAGRARIO DE TOLEDO, EL 19 DE SEPTIEMBRE DE 2010,

DÍA DE LA BEATIFICACIÓN DE JOHN HENRY CARDENAL NEWMAN

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