martes, 2 de noviembre de 2010

HERMANA MUERTE


No nos gusta pensar en la muerte. La seguimos viendo, no como la hermana muerte, sino la odiada muerte, que nos rompe todos los proyectos e ilusiones.

La muerte, sin embargo, aunque la queramos esconder en los tanatorios, es parte de la vida. El mismo Jesucristo ha querido pasar por su experiencia. El mismo Dios, así, sabe comprender al hombre en esos momentos en que parece todo hundirse. Pero gracias a Él la muerte ha quedado definitivamente iluminada por su gloriosa resurrección, y se ha convertido definitivamente en esa hermana que nos abre el camino de la verdadera vida, de la felicidad sin fin, del encuentro definitivo con el que tanto hemos amado en la vida. Y nuestro futuro será medido así: como le hayamos amado al Señor, así será la gloria que nos espera. Amémosle, por tanto, mucho mucho. Esta será la medida futura.

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