Era ya Aristóteles el que decía que una distinción fundamental entre el animal y el hombre era la capacidad de "risibilitas", esto es, de la risa.
Pues viendo las imágenes de la llamada manifestación laica, organizada por mas de 100 organizaciones y que ni llegaron a más de 2000 personas, tirando por lo alto, eso me ha dado: risibilitas, aunque también mucha , mucha pena.
Esta es la herencia que nos ha dejado una administación saliente que ha querido fracturar nuestra sociedad artificialmente, enfrentándonos a unos contra otros, despreciando y relegando la fe a mero sentimiento interno intrascendente.
La risa y la pena se transforma en indignación, cuando somos conscientes que, mientras la JMJ no va costar ningún centímo al Estado, cuando sabemos que va a ingresar unos 100 millones de euros a una economía maltrecha, Izquierda Unida que vive de MIS impuestos, de NUESTROS IMPUESTOS, se dedica a hacer carteles ofensivos contra la fe, cabalgatas grotescas que pretenden ofender al que es el Vicario de Jesucristo, sacando a la calle banderas republicanas que recuerdan lo que su idiología hizo durante la II republica. Los mismos del lobby gay que enarbolan sus coloristas banderas criticando el inexistente gasto del Estado en este evento mundial son los que chupan del presupuesto de ayuntamientos y estado para organizar sus días del orgullo. En la retina de todos está los insultos que el alcalde de Madrid sufrió por recortar la subvención en este tiempo de crisis tan brutal, a la bufonada denigrante que organiza el "poder rosa". Y más pena aún cuando entre los organizadores están movimientos llamados de Comunidades de Base, en la que está el típico cura rebotado, su señora y el de la guitarra.
Risibilitas,si, pero amarga.
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