Tuve la suerte de que durante mi estancia en Tierra Santa presencié la fiesta judía del Sabath. Contemplé el estado de "adviento contínuo" en el que vive aún la tierra de Jesús.Un adviento desesperanzado, pues lo que anhelan ya ha llegado es Jesucristo, el Dios.con.nosotros. Cuando estuve en el llamado "muro de las lamentaciones", recé el salmo 50, el miserere, pero también imploraba a la Virgen, modelo de espera, que un día su mismo pueblo reconozca en Jesús de Nazareth, el Mesías anhelado.
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