domingo, 18 de julio de 2010

AÑORANZAS


El pasado se ha hecho presente.

Acabo de recibir una carta de José Antonio Cobo, un amigo de Madridejos, donde estuve ya hace la friolera cifra de 18 años. Siempre es gratificante ver que la labor pobre que uno hizo un día es recordada.

Yo también recuerdo a "mis" jóvenes de entonces en Madridejos, ya muchos casados y con hijos, y alguna vocación sacerdotal, de las clases en el Instituto Valdehierro, de las reuniones con los catequistas que fueron un ejemplo de trabajo y preparación, de los miembros de "Legión de María" que con achaques seguían con la mano en el arado, de las novenas de la Virgen del Carmen, de esa Semana Santa con cofradías tan numerosas, de la Adoración Nocturna, del gran número de confesiones semanales y no digamos que las pascuales. Un pueblo piadoso y fervoroso que vive alrededor de su Cristo del Prado, corazón del pueblo. Siempre me he sentido frustrado por haber estado tan poco tiempo ejerciendo el ministerio allí, con un sin fín de proyectos que nunca llegaron a realizarse. Tengo la suerte de que entre los feligreses de mi parroquia hay madridejenses que me siguen poniendo al día de lo que en el pueblo sucede y me traen noticias de aquellos que traté y que siguen presentes en mis recuerdos y oraciones. Ellos se han hecho mayores, otros han fallecido dejando en mí un ejemplo de vida cristiana intensa, pero muchos siguen viviendo en mí como si tuvieran 15 años, como si siguieran andando por ese gran pueblo de Madridejos dejando a su paso el buen olor de Cristo. ¡Qué añoranzas!

José Antonio Cobo ha crecido y es un poeta y escritor. No me resisto a trascribir una hermosa poesía que me ha escrito en su carta:


LA ALAMEDA


Desde el hondo del corazón a Gustavo-Adolfo Conde Flores


"Santísimo Cristo del Prado

de Madriejos;

que en tus alamedas

que en tus alamedas

crías conejos..."

(seguidilla popular)


Hay cerca de mi pueblo una Alameda

próxima a un famoso río estacional.

Anexo prado vistiosa senda

Dios premita vaya en primavera

para disfrutar estación entera;

ver sus verdes o en equinocio otoñal

en Castilla es un auténtico mar.

Antaño de campestres coejos madriguera.

Cuando sopla el gaseoso aire o viento

son un espectáculo sus bulerías;

o sea, movimiento de sus esbeltas

copas; donde nidifican avecillas.

Hay adyacente a mi villa una Alameda

y el Santísimo Cristo del Prado la cobija.



Que Dios te bendiga, José Antonio. Da recuerdos a todos los jóvenes de entonces, como tu amigo Emilio. Espero que sigáis tan buenos cristianos como entonces.






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