I.- En Colonia, el Santo Padre a los jóvenes que se habían congregado en torno así denunció públicamente algo que se ha extendido: hacer la religión a la carta, hacer el cristianismo a la carta. ¿En qué consistiría esto?. Al igual que vamos a un supermercado y vamos eligiendo aquello que nos gusta o nos conviene por el precio y dejando en los anaqueles aquello que no nos va tanto, así hacer en el cristianismo: ir eligiendo aquello que más nos gusta o apetece y dejar aquello que más nos disgusta o supone algún sacrificio. Esto es lo que nos encontramos en demasiada ocasión en los trabajos que hacemos: no se reconoce ninguna autoridad superior a uno mismo y no se sujeta a nadie.
II.- Así ha pasado en muchos cristianos: unos dejan la práctica religiosa porque da lo mismo, dicen ellos, hacerlo o no; otros deciden en la moral lo que ellos creen que está bien y lo que no; otros dejan los sacramentos como la confesión o la Eucaristía; otros dejan a un lado a la Virgen. Y así, lo que hacen es hacer un falso cristianismo, un cristianismo incompleto y completamente erróneo. Eso lo vemos especialmente en los cristianos protestantes que no aceptan la maternidad espiritual de la Virgen sobre nosotros y no son capaces de descubrir su misión en la historia de la salvación…¡Qué desgraciado es el cristiano que no ha tenido experiencia de María!. Así , cuando no se ha tenido esta gracia, se tiene una visión de Jesucristo también incompleta: muchos se quedan solo en una visión meramente humana del Señor, otros deformada. Sin embargo, la Virgen es la piedra del puzzle que hace posible centrar todo el misterio del Señor, viviéndolo plenamente. Se ve en Ella la acción de Dios, la libertad con la que actúa, el siempre primer paso que da el Señor en la búsqueda del hombre, al engendrar al mismo Dios Virginalmente y darlo a luz sin perder los sellos de su virginidad; En Ella se ve cómo al aceptar ser la Madre del Amor Hermoso, se ha convertido un canal abierto por el que la gracia continuamente nos llega desde le trono de Dios y el camino más corto para llegar al Corazón de Dios, como esos novios de Caná. En Ella se ve nuestra naturaleza humana enaltecida, viendo como su libertad es inundada por la gracia de tal manera que es capaz de estar junto a Jesús en la noche oscura del camino de la amargura y al pie de la cruz. En Ella descubrimos cómo se vive en plenitud el cristianismo, y que es posible hacerlo cuando se fía de Dios y pone en su empeño las pobres fuerzas personales dejando hacer a la gracia en nosotros. El cristianismo sin María Santísima es aburrido y sin brillo; es melancólico y áspero; no es entusiasmante ni cercano; es acomplejado y sin presente ni futuro.
III.- Por eso, en este día del DOMUND, en el que volvemos sobre la esencia de la Iglesia, que es ser misionera, hemos de saber llevar a la Virgen en nuestros trabajos, en nuestros diálogos con unos y otros, presentándola atractivamente, como Ella es en realidad. Es mucho lo que puede hacer por el cristiano. Tanto como pasar de un cristianismo rampón y gris, a un cristianismo colorista, lleno de brillo y alegría, al sabernos acompañado por Aquella que nos trajo la alegría al mundo, la que nos trajo y nos sigue trayendo cada día la salvación.
II.- Así ha pasado en muchos cristianos: unos dejan la práctica religiosa porque da lo mismo, dicen ellos, hacerlo o no; otros deciden en la moral lo que ellos creen que está bien y lo que no; otros dejan los sacramentos como la confesión o la Eucaristía; otros dejan a un lado a la Virgen. Y así, lo que hacen es hacer un falso cristianismo, un cristianismo incompleto y completamente erróneo. Eso lo vemos especialmente en los cristianos protestantes que no aceptan la maternidad espiritual de la Virgen sobre nosotros y no son capaces de descubrir su misión en la historia de la salvación…¡Qué desgraciado es el cristiano que no ha tenido experiencia de María!. Así , cuando no se ha tenido esta gracia, se tiene una visión de Jesucristo también incompleta: muchos se quedan solo en una visión meramente humana del Señor, otros deformada. Sin embargo, la Virgen es la piedra del puzzle que hace posible centrar todo el misterio del Señor, viviéndolo plenamente. Se ve en Ella la acción de Dios, la libertad con la que actúa, el siempre primer paso que da el Señor en la búsqueda del hombre, al engendrar al mismo Dios Virginalmente y darlo a luz sin perder los sellos de su virginidad; En Ella se ve cómo al aceptar ser la Madre del Amor Hermoso, se ha convertido un canal abierto por el que la gracia continuamente nos llega desde le trono de Dios y el camino más corto para llegar al Corazón de Dios, como esos novios de Caná. En Ella se ve nuestra naturaleza humana enaltecida, viendo como su libertad es inundada por la gracia de tal manera que es capaz de estar junto a Jesús en la noche oscura del camino de la amargura y al pie de la cruz. En Ella descubrimos cómo se vive en plenitud el cristianismo, y que es posible hacerlo cuando se fía de Dios y pone en su empeño las pobres fuerzas personales dejando hacer a la gracia en nosotros. El cristianismo sin María Santísima es aburrido y sin brillo; es melancólico y áspero; no es entusiasmante ni cercano; es acomplejado y sin presente ni futuro.
III.- Por eso, en este día del DOMUND, en el que volvemos sobre la esencia de la Iglesia, que es ser misionera, hemos de saber llevar a la Virgen en nuestros trabajos, en nuestros diálogos con unos y otros, presentándola atractivamente, como Ella es en realidad. Es mucho lo que puede hacer por el cristiano. Tanto como pasar de un cristianismo rampón y gris, a un cristianismo colorista, lleno de brillo y alegría, al sabernos acompañado por Aquella que nos trajo la alegría al mundo, la que nos trajo y nos sigue trayendo cada día la salvación.
Allocutio del mes de octubre de 2.008 en el Comitium de Toledo
No hay comentarios:
Publicar un comentario