Ciertas noticias que he conocido me han hecho avergonzarme:
- Por los sacerdotes pederastas de Irlanda. Como el enemigo está siempre acechando, muchos lo achacan al celibato, pues si éste no existiera-dicen- la sexualidad de los sacerdotes estaría rectamente ordenada y no habrían estos casos. Desconocen o quieren desconocer, o sin saberlo quieren contaminar a la opinión pública, que la mayoría de los pederastas son hombres o mujeres casados con una vida sexual por tanto ordenada y que el número de los sacerdotes en ese bajo mundo de la pederastia es mínimo, aunque repugnante.
- Por los sacerdotes vascos que se han quejado del nombramiento del Santo Padre de Mons.Munilla como Obispo de San Sebastián, porque éste no está en sintonía de la pastoral que se da en esa diócesis. Por todos los datos complementarios de los que dispongo estos sacerdotes antes de serlo son vascos y creen ver en este nombramiento un ataque a su vasquismo: su línea pastoral es la de demolición de la fé como lo demuestra el número actual de vocaciones en su seminario en otro tiempo floreciente hasta que el nacionalismo entrara por las ventanas abiertas de par en par. Aunque la mayoría de ese manifiesto son muy mayores, tendrían que recordar que cuando se ordenaron sacerdotes líbremente hicieron una promesa de obediencia y respeto tanto al obispo ordenante como a sus sucesores.
- Avergonzado de mi mediocridad en este Adviento que se está acabando y que hará posible que no goce como debiera del Nacimiento del Redentor.
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