· En la cena de Nochebuena sería hermoso que antes de comenzar leyéramos un fragmento evangélico, por ejemplo Lc 2, 1-14, para que así todos tuviéramos presentes que si nos juntamos jubilosamente esa noche, si cenamos de forma especial es para celebrar esta humildad de Dios que tanto nos ha amado y lo que, sin embargo, poco correspondemos.
· “Vino a los suyos y no le recibieron”. Nosotros, los legionarios de María, le hemos de recibir.Costumbre hermosa era la de reservar, en otro tiempo, un sitio en la mesa de Nochebuena para un pobre. Quizá nos puede resultar difícil hoy, pero, ¿por qué no donar el dinero de un cubierto de la cena a Cáritas para que en los comedores tengan los más necesitados una cena más especial, más buena? Así también le recibiremos, no solo sacramentalmente en la misa de Medianoche, sino también bajo la figura del necesitado.
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