domingo, 7 de marzo de 2010

SI NO OS CONVERTIS, TODOS PERECERÉIS


1. Si no os convertis, todos pereceréis. Palabras exigentes, radicales, que el Señor dirigió a los suyos de entonces y que hoy nos las vuelve a dirigir a nosotros, los suyos de hoy. Si no os convertís no seréis felices aquí y ahora; si no os convertís seréis "muertos vivientes" no tendréis vida verdadera en vosotros, sino que la viviréis "sin pena ni gloria", la viviréis "sin ton ni son" y no seréis dignos de mi amistad eterna.

2.- Convertirnos, ¿de qué?¿Acaso no venimos a Misa los domingos y rezamos diariamente?.



  • Convertirnos de nuestra seguridad. Así lo ha dicho el Apóstol "el que se cree seguro, cuidado, no caiga". Nadie, nadie, está seguro del todo. nadie se ha de sentir ya una especia de "producto acabado". Nadie ha de pensar que ya es el cristiano perfecto, que es impecable, que ya ha encarnado totalmente las enseñanzas de Jesucristo en su vida. "Quien diga que no peca, es un mentiroso", dirá también el Apóstol. Este tiempo cuaresmal es para entrarnos en nosotros mismos y descubrir con humildad las zonas oscuras que aún tenemos. De esta frma dejaremos espacio a la acuación de la Gracia en nosotros.


  • Convertirnos de nuestro concepto de Dios. Después de XX siglos de la llegada del cristianismo a nuestra Patria, después de haber vivido en una atmósfera cristiana en casa seguimos teniendo principios paganos, de hombres sin fe. Si, mirad. Todavía vamos pensando que cuando nos ocurre algo mal es porque es un castigo directo de Dios. Que Dios está permanentemente con un palo en la mano para golpearnos de una u otra forma cuando pecamos, cuando obramos algo mal. Sin embargo, la parábola que cuenta Jesús hoy nos presenta a un Dios que aunque va en busca del fruto a su higuera, que somos cada uno de nosotros, y cuando no encuentra nada en ella ddeja un año más para no arranacrla para ver si abonándola, podándola, hay posibilidades de que dé fruto alguna vez. Dios no es indiferente alo que hagamos o dejemos de hacer. Viene en búsqueda de los frutos que deberíamos dar ya en nuestra vida y espera que un día no muy lejado podamos dar ese fruto maduro de santidad.


  • Convertirnos ante el sufrimiento personal o social y verle como una gran poda del divino jardinero que desea que no nos quedemos estancados ni anquilosados sino que vivamos más profundamente la amistad con Jesús.


  • Convertirnos al no ver a Jesucristo como realmente es, como nuestro LIBERTADOR. Si Moisés fue el instrumento que Dios eligió para liberar al pueblo judío de la esclavitud de Egipto a conmovese por el sufrimeinto de su pueblo, cuánto más se ha conmovido ante mi propio sufrimiento ante mi pecado, ante mi muerte y nos libera de todo ello a costa de su propia muerte.


  • Convertirnos porque a veces solo vemos la Sagrada Escritura como una mera historia de un pueblo antiguo, quizá como una suma de sentencias sabias, como unos libros poéticos preciosos. Y no queremos ver que los textos del antiguo testamento es la historia de una preparación para la culminación de la revelación que es Jesucristo. Él el quicio, que hace posible que podamos comprender todo lo pasado, como nos lo ha enseñado san Pblo en la segunda Lectura que hemos hecho en la liturgia de la Misa de este III domingo de Cuaresma.

2.- Disponemos para facilitar nuestra conversión con la bendita María. Ella es el camino más dulce, fácil, seguro que hace que podamos llegar un día a estar totalmente convertidos al Señor.

1 comentario:

Parra Fecunda dijo...

Buenas noches, somos un grupo de jóvenes católicos de la Diócesis de Toledo y queremos dar a conocer a Jesús a todos los jóvenes del mundo, mediante nuestro Blog, y nos gustaría que nos enlazarais en vuestra página.

Que Dios Os Bendiga.

http://parrafecunda.blogspot.com/