domingo, 30 de mayo de 2010

TERMINA EL MES DE MAYO, PERO SEGUIMOS CON LA VIRGEN


Oh Dios, que en tu providencia estableciste

que la Madre permaneciera fiel

junto a la Cruz de tu hijo,

para dar cumplimiento a las antiguas figuras,

y ofrecer un ejemplo nuevo de fortaleza.

Ella es la Virgen Santa

que resplandece como nueva Eva,

para que así como una mujer contribuyó a la muerte

así también la mujer contribuyera a la vida.

Ella es el modelo de la Iglesia Esposa que,

como Virgen intrépida,

sin temer a las amenzas

ni quebrantarse en las persecuciones,

guarda íntegra la fidelidad prometida al Esposo.

Ella, que por obra del Espíritu Santo

fue Madre de Cristo,

por un nuevo don de tu bondad compartió su pasión,

y los dolores que no sufrió al darlo a luz,

los padeció, inmensos, al hacernos renacer en ti.

Concédenos, a quienes en esta noche

hemos acompañado la Cruz de Cristo,

vivir como testigos de tu amor,

plenamente manifestado en este signo

que une el cielo con la tierra,

lo humano y lo divino.

Te lo pedimos por Jesucristo,

Hijo tuyo y Señor nuestro, que, al extender sus brazos en la Cruz,

trazó el signo indeleble de tu alianza,

y vive y reina por los siglos de los siglos.


De la Liturgia Hispana

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