Cristo, enseña san Juan de la Cruz en el Cántico espiritual, es como una abundante mina con muchos senos de tesoros, que, por más que ahonden, nunca les hayan fin su término, antes van hallando en cada seno nuevas venas de nuevas riquezas acá y allá.
Una de esas "venas preciosas" y muy consoladora para los cristianos de todo tiempo, como lo demuestran las primeras pinturas paleocristianas en las catacumbas o en los primeros sarcófagos cristianos, enraizada en la Sagrada Escritura, es descubrir al Señor como el Buen Pastor.
- Un Pastor tan bueno que conoce a cada una de las ovejas que compone el rebaño de los bautizados. Sabe su "vida y milagros", sus preocupaciones y anhelos más íntimos que no sabe nadie. Sabe el nombre de nada uno y ya ha demostrado que cada una de esas ovejas se ha entregado en la cruz, como cordero llevado al matadero. Y no solo conoce oveja a oveja, a cada miembro bautizado sino que les da la vida eterna: su pasión, su resurrección, su Iglesia, sus sacramentos son ya...¡vida eterna! El que la recibe y no la rechaza, jamás puede ya perecer, nadie puede ya arrebatarlo de su mano. Sólo aquellos que escuchan la voz de Jesucristo y le siguen se les abren las puertas de la verdadera vida.
- Pero estas ovejas que somos sus discípulos de todos los tiempos han de escuchar su voz y le han de seguir. Las ovejas del rebaño reconocen entre todas la voz de su pastor, se fían de él porque saben de su aprecio, de su cuidado, les lleva a los mejores pastos, las defiende de los ataques de los enemigos , cura sus patas y las carga sobre los hombros cuando éstas están enfermas o fatigadas. Por todo eso, escuchan su voz y confían ciegamente en él. ¿No debemos entonces también nosotros oir a nuestro Pastor, confiando ciegamente en Él? Nos ha dado muestras de sobre para que confiemos en Él: se nos ha entregado para cargar sobre sí nuestros pecados y se ha convertido también en "pasto" para nuestra alma. Entre todas las voces de este mundo hemos de saber reconocer realmente su voz, la que taladrase nuestra intimidad más íntima, la que realmente nos da ya retazos de felicidad que solo en su compañía eterna alzanzaremos. Así, aunque camienos por cañadas oscuras no temeré porque somos conscientes que Él va conmigo, pues con Él nada me faltaría.
- El pastoreo, el cuidado de Jesús sobre nosotros también desea que le prolonguemos. Por las aguas regeneradoras del bautismo participamos del pastoreo del Señor y por eso hemos de jercer delicadezas y cuidados con los que el Señor ha puesto en nuestro camino. De esta forma nos asemejamos al Buen Pastor.
- Desde ya muchos años, este cuarto domingo de Pascua es la Jornada Muncial de oración por las Vocaciones Sacerdotes y Religiosas. Todo el Pueblo de Dios ha de sentir la necesidad de orar para que los jóvenes sean capaces de descubriri la voz del Señor entre tantas otras y dedicarse exclusivamente a las "cosas de Dios" a "sus asuntos", prolongando así en la historia el buen pastoreo de Jesús.
- Cuando comulguéis hoy ofreced los frutos de la Comunión por esta intención. Y si ers niño o joven preguntale al Señor: ¿acaso quieres que yo sea sacerdote o religioso o religiosa?
- La Virgen Santísima. jovencísima. se entregó al Señór en exclusividad, que renovó cuando al Arcángel le dijo: Aquí está la sierva del Señor, hágase. Ella es maestra de cómo escuchar la voz del Buen Pastor y de seguirle siendo así la primera creyente en Cristo. A Ella confiamos nuestras personas, las vocaciones, el Pastoreo de la Iglesia.
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