martes, 7 de diciembre de 2010

A UNA GRAN DAMA INMACULADA

Señora: En las primeras luces de este día tan especial, en la que os honramos al deslumbrarnos por ser Inmaculada, llena de gracia desde el primer instante de vuestra vida, os ofrecemos lo que somos y lo que tenemos. Al saber de vuestro poder intecesor ante vuestro Divino Hijo os rogamos que venga sobre nosotros vuestro amparo celestial, que no nos dejéis nunca solos, que sin Vos no podemos ser amigos del Amigo, que nuestro camino sería áspero y las tempestades podrían con nosotros. Mirad con especial dulzura a estos jóvenes, tended sobre ellos la sombra de muestro manto azul inmaculado, vuestra sonrisa cautivadora e inocente, para que no se aparten nunca de Jesucristo ni de su Iglesia.
Dama Inmaculada: Que como Vos vayan meditando y saboreando la Divina Palabra y la Divina Liturgia ,dejándola obrar en sus vidas, que no escandalicen de la cruz y esperen la victoria definitiva sobre la muerte que Vos habéis derrotado por la de vuestro Señor y Maestro. AMÉN.

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