viernes, 15 de agosto de 2008

NUEVAS MODAS


Cuando se creían que las puntillas para su uso litúrgico habían ya pasado de moda siendo sustituídas por las vainicas, llega el Papa Benedicto XVI y las pone de nuevo de moda.

Ya desde el comienzo de su ministerio petrino había dado pasos decididos y claros en un retomar la tradición en las formas: su elección del nombre ya decía mucho. Ha sacado del baúl los arminos, el saturno, el camauro,los zapatos más enrojecidos (antes eran de color más burdeos), que recuerdan más a las zapatillas bordadas que usaban anteriormente los papas (hasta el Beato Juan XXIII). También del desván (donde está el arpa que cantó magistral Becquer) se ha sacado el trono-sede que los papas anteriores usaban, las mitras imposibles de Juan XXIII llenas de bordados con pedrerías, capas pluviales que están pensadas para ponérselas y que desde la sede cubran tres o cuatro escalones, el báculo de Pío IX, las casullas llamadas de guitarra(barrocas), las tunicelas, el roquete del maestro de ceremonias ha vuelto a ser de puntillas como las albas y roquetes del Papa, los candelabros han sido puestos de nuevo sobre el altar y la cruz en su centro sin olvidar el comulgatorio y los cardenales diáconos de honor.

Cuando fue elegido se comentaba que iba a ser un mero continuador de Juan Pablo II, pero todas estas formas reutilizadas no dicen eso. Ciertamente va a predicar la misma doctrina, pero en el plano de las formas hemos de decir que ha ido imponiendo su propio estilo.

La cuestión es saber si este nuevo aire que se va imponiendo en el ceremonial papal va a ir llegando e imponiéndose en la vida ordinaria de la Iglesia, como ocurrió después de la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II, o bien no dará tiempo a que esto ocurra. Las ceremonias litúrgicas del Papa son un escaparate donde la Iglesia se mira y eso se ha ido notando en cómo los ornamentos que el Papa utilizaba se han ido popularizando en cualquier parroquia del mundo, que quiera ser medianamente fiel al espíritu litúrgico. ¿Ocurrirá lo mismo y todos iremos asumiendo en nuestras parroquias, en las catedrales, este mismo estilo papal que se va descubriendo?. Si esto mismo hubierian hecho Juan Pablo II o Pablo VI que tuvieron pontificados largos sería casi seguro...pero ¿ este estilo nuevo o remake es algo artificioso, o es la manifestación de un síntoma que estaba latente en la misma Iglesia y que responde a una necesidad pastoral y litúrgica?. No puedo dar una respuesta ahora mismo. Hay que dejar tiempo al tiempo.

6 comentarios:

Beatriz del Valle Galán dijo...

¿Qué pretende con este artículo? A ver si el domingo que viene cuando celebre usted la Misa de 11 en la Parroquia de Santa Teresa, a la que asisto con asiduidad, me encuentro que usted usa un alba de puntilla al estilo de Intima Cherry.
Por favor, déjese de sandeces que con estas gilipolleces está espantando a los pocos que creemos...
Al menos, yo pienso así.

Beatriz del Valle

Gustavo Adolfo Conde Flores dijo...

Amiga Beatriz:
si lee atentamente mi artículo verá que no me posiciono, sino que sólo he constatado un hecho. Le animo que sus quejas las canalice via web de la Santa Sede, por ejemplo.

Conchi pddm dijo...

¡No veas la que me has liado, Beatriz!... porque nuestros dos vicarios pensaban que tú eres yo, o que yo soy tú y claro, casi se produce un conflicto comunitario con serias consecuencias en la sacristía...
Después de dar mis razones, aún Gustavo no está muy convencido de que de veras seas una "feligresa" de la misa de 11 y sigue atribuyéndome tu comentario.
La razón de esta identificación es que yo pienso como tú, Beatriz: que estos anacronismos litúrgicos, estas formas rancias y caducas, alejarán mucho más a la gente, sobre todo a los jóvenes, que ya no entienden ni jota de nuestras celebraciones, tal y como están, así es que ¡como para despachárselas en latín y de espaldas al pueblo!

Pero es que, aparte de esto, hay otro motivo más importante, y es que esas liturgias no tienen que ver nada con lo que hizo y enseñó Jesús. O al menos yo no le veo ningún parecido. ¿A qué Maestro y Señor seguimos? A veces da la sensación de que, en la Iglesia, no leemos el mismo evangelio ni conocemos al mismo Jesús.

Ahora bien, aunque estoy de acuerdo contigo y alabo el hecho de que te hayas atrevido a escribirlo aquí... lo de las "gilipolleces" yo no lo habría escrito... Me parece un pelín fuertecillo.

Un saludo,
Conchi

Gustavo Adolfo Conde Flores dijo...

Amiga Conchi:
si es fuerte lo de usar palabras mal sonantes para reafirmar un criterio, más es decir lo que leo en tu contestación.
Ya sabes que lo esencial de la Misa es el "tomad y comed...tomad y bebed...". Pero sabemos cómo desde la antigüedad -hablamos del siglo I-II-se fue enriqueciendo la liturgia con las lecturas de la carta de los apóstoles de corrían ya de mano en mano, de los evangelios, de las profecías...se cantaban los salmos, se elaboraron las distintas plegarias...o anáforas...los ornamentos se fueron configurando....El Espíritu Santo fue haciendo que desde la profundización de las palabras de Jesús, se fueran viendo nuevas necesidades para manifestarlo con signos y símbolos. Nosotros, que somos herederos de una riquísima tradición, más que fulminarla, lo que tenemos que hacer es hacer posible que los demas cristianos descubran la riqueza litúrgica.
No se puede Pontificar diciendo que la liturgia no tiene que ver nada con lo que hizo y dijo Jesús, eso si que es fuerte. Creo sinceramente, y aquí hago profesión pública, que el Espíritu Santo sigue actuando en la Iglesia, pues es su criatura. No queramos hacerle pasar por nuestros criterios caducos.
Atentamente
Gustavo-Adolfo

Conchi pddm dijo...

Querido Gustavo:

Yo no he dicho que LA LITURGIA no tenga nada que ver con lo que dijo e hizo Jesús, sino "esas liturgias", esos ornamentos y esas formas. Y sinceramente, no creo que el Espíritu Santo tenga mucho que ver tampoco con formas de vestir imperiales (como tú sabes muy bien), con anillos en los dedos para ser besados, etc, etc. PERO NADA, NADA.
La liturgia NO CONSISTE en vestimentas, reverencias, inciensos, etc, etc. Que se lo pregunten a Isaías... (cap. 1, por ejemplo). Es el "ejercicio del sacerdocio de Cristo", y su sacerdocio, como también sabes, creo, fue la entrega de su vida desde que nació en Belén hasta que se entregó en Jerusalén.

Además, yo no "pontifico". Es la humilde opinión de una cristiana más. Si te parece "fuerte" que diga que las liturgias medievales fueron el colmo de la lejanía evangélica, pues mira, hay tantas opiniones como cabezas... Lo peor es que volvemos a ello...

Saludos.

Gustavo Adolfo Conde Flores dijo...

Amiga Conchi:
Como bien sabes el Vaticano II, concretamente en la Dei Verbum, nos dice que la Palabra de Dios la hemos de leer, meditar para comprenderla, con el mismo espíritu con la que fue escrita. Así se ha de comprender la perícopa que has citado, como tantas otras que ataca el culto judío, algo meramente externo sin compromiso de vida.
La Iglesia vive en el tiempo. Y al vivir inmerso en él, ciertamente ha ido asumiendo formas coyunturales, pero vaciándolas del sentido mundano para darlas un valor espiritual. Es algo así como esa parábola del vino nuevo en odres viejos...Por ejemplo. sabemos que la genuflexión era un gesto que se hacía a los emperadores de sumisión y adoración, pero la liturgia y la devoción cristiana las idos asumiendo como una forma de manifestar gestualmente la fe y devoción. Sigo creyendo que el divino Espíritu, en cada momento va haciendo que nuestra sensibilidad utilice gestos, símbolos quizá de origen pagano, pero dándolos nuevo y pleno valor. No voy a defender "esa liturgia" como tu dices, porque ni quito ni pongo rey. Lo único que creo es que hemos de leer los signos de lo tiempos, y el que autorizadamente lo hace es que tiene el poder de las llaves.
Creo que en el fondo de todo el debate litúrgico hay un planteamiento racionalista que se da de bruces ante la necesaria plasticidad del Misterio.
Atentamente
Gustavo-Adolfo