Ayer celebrábamos la Solemnidad de la Anunciación del Señor en la que vimos cómo Dios siempre es el que toma la iniciativa, optando por el hombre sin reserva, y cómo la Virgen Santísima fue capaz de decir SI a la voluntad de Dios sin reservarse nada. Un SI que fue definitivo, sin dudarlo, y lo mantuvo siempre. Bien podemos llamarla la Mujer del siempre SI, porque no sólo aceptó la voluntad de Dios en el momento luminoso de Nazaret, sino que también lo mantuvo en el momento lúgubre de la cruz, como lo veremos en breves días en viernes santo.
Es una alegría inmensa saber que el consagrarse el día del ACIES a la Virgen, nos hacemos partícipes en la misma misión que la Virgen tiene en el Cuerpo místico de Cristo, que es la Iglesia.¡Es consolador haber descubierto nuestro lugar en la Iglesia!
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