Queridos oficiales del Comitium Nuestra Señora del Sagrario de Toledo, Directores espirituales de los distintos praesidias, oficiales de los distintos grupos, legionarios activos que tanto gloria a Dios dais con vuestra labor apostólica, legionarios auxiliares que con vuestra oración abonáis su fruto. Saludo de manera especial a los legionarios que habéis venido desde distintos lugares de la geografía diocesana.
Nuestros fundador el Siervo de Dios Frank Duff incorporó a la lista de nuestros patronos al apóstol san Pablo. No fue por casualidad pues el espíritu de la Legión de María parace encarnar aquellas palabras suyas: ¡¡Ay de mí si no evangelizare!! Era tanto el fuego que sentía arder en su corazón que no podía quedárselo para sí mismo. Podemos, pues decir que la experiencia tan intensa que tuvo de Jesucristo le llegó a decir: "Ya no so yo, es Cristo el ue vive en mí" y de ella le brotó undeseo muy vivo de emparar todoe el mundo con las enseñanzas del Señor. Se implicó totalmente en esta misión. Y de ser judío observante pasa a ser un renegado para los se su raza y religión. Mas todo lo estimó basura con tal de tener a Crsito Jesús. No escatimó ningún esfuerzo para conseguir llevar almas a Dios. Sufrió con dolores de parto hasta ver formado la persona de Cristo en todos, aunque su isión fue complicada, como todos sabemos.
Llega a decir: Los judíos me han azotado 5 veces, con los cuarente golpes menos uno; tres veces he sido apaleado, una vez me han apedreado, he tenido 3 naufragios y pasé una noche y un día en el agua. Cuántos viajes a pie, con peligros de rios y bandoleros, peligros entre mi gente, entre paganos, peligros en la ciudad, peligros en despoblado, peligros en el mar. peligros con los falsos hermanos.Muerto de cansancio, sin dormir muchas noches, con hambre y sed, a menudo en ayunos, con frío y sin ropas. De qué entonces nuestras quejas. No hay ningún motivo, a pesar de la resistencia que encontramo a la gracia de Dios al mensaje de salvación de Jesucristo.
Los Legionarios de María tenemos que mirarnos en san Pablo para ir asumiendo en nuestra ctuación las forms del "apóstol de las gentes".
- El legionario de María ha de estar anclado en Jesucristo, inmerso en Él, lleno de Él, teniendo una fuerte experiencia vital del Señor que nos mueva a marle y servirle. No podemos caer en el mero activismo, sino que hemos de comentar nuetra actividad en Jesús. De la oración, de la Eucaristía clebrada y vivida piadosa, fervorosa y delicadamente saldrán los ríos del deseo de darle a los demás. Así lo diría el Apóstol: ya podía dar todo lo que tengo a los pobres...si no tengo amor no me sirve de nada. Si hacemos por hace pero no estamos rebosantes del Señor por amor, no me sirve de nada.
- El Legionario de María ha de implicarse en sus trabajos apostólicos como hizo san Pablo. ël no solo predica y ya, sino que crea lazos de hermandad con sus oyentes, se preocupa de verdad por los que se han convertido, se desvive por ellos. LLeg a decir: ¿quién se cae sin que yo no caiga?¿quién enferma sin que yo me enferme? Así el legionario ha de trabajar con constancia para que ele stilo de Jesucristo se vaya anidando en las persnas con quienes hablamos de Él, y así formar el rostro de Jesús en el otro.
- El legionario de María se sabe inmerso en cristo, incorporado a Él por el bautismo, se sabe parte del Cuerpo Místico de Cristo que es la Iglesia. Es aquél que ha caído en la cuenta que su misión en este Cuerpo es el de participar de la Misión de la Virgen Santísima en este Cuerpo y prolongar así su accíón educativa, materna y delicada con sus otros miembros.
- El Legionario de María es aquel también qye se frena ante las dificultades que el apostolado pueda conllevar. Ya sabéis que otros legionarios de María en el mundo, en África, en China, son aresados, torturados y martirizados por hablar de Cristo, por ser los abanderados de la Iglesia. Nosotros, que vivimos más comodos que ellos, hemos de predicar a tiempo y a destiempo, con gana y a desgana..., sin miedo.
Ahora vamos a pasar por el altar leginario. Mirémos a la Virgen y una vez más dejemos todo en sus manos maternas. Esta consagración nos lleva a Jesucristo, que quiere seguir sirviendo de nuestras pobres fuerzas para hacerle conocer a los demás con el estilo de la Virgen.
(alloutio pronunciado en la Parroquia de San Juan de los reyes el día del Acies de 2.009, 22 de marzo)
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