Dentro de escasamente un mes se celebrará el día de la Constitución y como es tradicional se hará un acto institucional en las Cortes y los políticos harán comentarios al respecto abogando la mayoría por una reforma de este texto de 1978. Antes que esto ocurra me gustaría ofrecer unos cambios racionables que creo que son del común sentir. Es penoso que los políticos españoles en vez de solucionar los problemas reales, se dediquen a crearlos, ya sea de forma inmediata, ya sea para el futuro al no saber calibrar bien sus decisiones del momento.
- La independencia del poder judicial ha ser real y el nombramiento del Consejo del Poder Judicial no ha de ser por el concurso de los dos grandes partidos sino que ha de producirse por unos estatutos que regulen escrupulosamente los méritos de los jueces de forma objetiva (estudios, años de experiencias....).
- Ha de reformarse igualmente la ley que regula el número de votos-escaños. Es injusto totalmente que partidos regionalistas por la llamada ley D´ont tengan el poder de influenciar totalmente la política nacional y que sus escaños valgan menos votos que los nacionales.
- Habría mucho que hablar sobre el capítulo VIII. Yo personalmente estoy en contra de la autonomía política que va creando una oligarquía política preocupada de organizar un miniestado con los gastos que conlleva. Estoy a favor de una descentralización administrativa, eso sí. En el caso que ya se vea muy drástico su eliminación, sí sería deseable una fuerte reforma de este capíritu VIII para que quede claro cuáles son las competencias excluivas e innegociables del Estado. La educación, por ejemplo, y otras muchas competencias han de volver al Estado central para así evitar manipulaciones históricas, malformaciones lingüísticas...
- Hay que reformar el capítulo referente a la Corona. La sucesión no ha depender del sexo del primogénito. Además al Monarca hay que darle nuevas funciones concretas en orden a la moderación de las instituciones del Estado, así como a la posibilidad de veto a aquellas leyes que vayan en contra del sentir de la Nación. La Corona es símbolo de permanencia de la Patria y como tal ha de ser el que interprete en sentir histórico de la Nación a la hora de centrar las leyes.
Con estas pequeñas modificaciones de la Constitución del 78, podríamos seguir por la senda constitucional otros años para el progreso real de la Nación.
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