La noche se rompe con la estrella de la mañana que anuncia la llegada del día. Con su brillo ténue, pero fuerte en comparación con las demás estrellas de la noche, nos prepara para el sol que en breves momentos va a salir del horizonte.
Es una bellísima imagen que nos puede ayudar a comprender el papel de la Virgen Santísima en la historia de la salvación. En un mundo dominado por las tinieblas del pecado, por la oscuridad de la ignorancia, el nacimiento de la Madre de Dios nos adelanta la llegada del Sol de la pureza, de la luz de la Verdad. Así ocurrió un día históricamente y así ha de seguir ocurriendo. Este mundo que vive como si Dios no tuviera nada que ver con su día día, está ubicado en la oscuridad. Necesita más que nunca a Jesucristo, Luz sobre toda Luz, Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero. Y sigue siendo María Santísima la estrella luminosa que nos anuncia la llegada del Señor Jesús. Por eso es preciso que TODOS, allá donde nuestra vida profesional o personal se desarrolle, hagamos presente a la que todas las generaciones la han llamado, la llamamos y la llamaremos Bienaventurada. La Legión de María tiene esa misión en la Iglesia entre otras. ¿No te animas y te vienes con nosotros?
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