Ayer, vísperas de la fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen María, se celebró el 88 aniversario de la fundación de la Legión de María por el Siervo de Dios Frank Duff. Desde entonces mucha gloria a Dios ha dado a Dios este Movimiento Apostólico: Es un signo de amor de Madre para con la humanidad. Jesucristo ha querido ser servido y amado por su Madre en sus hermanos los hombres de toda raza, lengua y cultura. Y así los miembros de la Legión de María prolongan en la historia el ciudado que la Virgen hizo con el cuerpo de Cristo, el que sigue haciendo en su Cuerpo Místico que es la Iglesia. Los legionarios de María son las manos y los pies de la Inmaculada que sigue dando consuelo y esperanza, que ayuda a levantar los ojos hacia Jesucristo, que los lleva a Jesús, fruto de su bendito vientre. Y lo hace calladamente, con humildad y sencillez, con constancia, como hizo lu labor en la tierra la llena de gracia.
Parece que hoy da más ruido los llamados "kikos", o comunión y liberación, o los de San Egidio. Sin embargo al "pie de obra" calladamente, manteniendo la fe en África o en China, dando mártires a la Iglesia, o en Hispanoamérica están los Legionarios de la Madre del Redentor, sin aparatos mediáticos, sin autobombo, pero con efectividad.
Que no se cansen los legionarios de llevar consuelo a los enfermos
de levantarlos el alma hacia Dios;
que no se cansen de ir casa por casa recordando a los apartados
que solo en la Iglesia se encuentra la verdad;
que no se cansen de salir a la calles con gallardía
para llevar el evangelio sin medias tintas ni caobardías;
que no se cansen de sembrar a la Inmaculada
para que Jesucristo vuelva ser el motor de la sociedad;
Madre Inmaculada, que tus hijos no se cansen.
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