domingo, 27 de septiembre de 2009

¡LIBERTAD!


Pocos saben que en varias ocasiones ha habido políticos españoles con la tentación de hacer una Iglesia nacional, al modo de lo que hizo EduaRdo VIII en Inglaterra, para de esta forma tenerla siempre bajo sus pies. No se atrevieron pero hicieron algo mejor para ellos. El robo y venta por parte del Estado de los bienes eclesiásticos hizo que la Iglesia dependiera económicamente de él, además de tener el Patronato Eclesiástico sobre el nombramiento de Obispos hasta que S.M el Rey D.Juan Carlos I renunciara a este derecho adquirido. La Iglesia de esta manera estaba siempre en manos del gobierno de turno, no podía ser independiente de ninguna de las maneras.

Ahora que ya el gobierno carece de ese privilegio de nombramiento desde 1975 y desde que hace un año el Estado no ayuda por vía de los presupuestos generales a la Iglesia Católica y sólo son los fieles los que colaboran con su sostenimiento, bien podemos que la Iglesia es completamente libre y puede y debe denunciar aquellas leyes que lesionan los derechos del hombre o de aquellas que están en curso de hacerse. Ahora los políticos españoles no tienen con qué amedrentar la acción de la Iglesia en sus pastores legítimos.

Estos días, sin embargo hemos presenciado el desprecio, y el deseo de amordazar a la Iglesia en sus deberes de denunciar proféticamente los pecados del mundo actual. Resumamos los dos hechos más llamativos:



  1. La vicepresidenta del gobierno critica a los obispos por decir que la ley del aborto que se está elaborando o que se va a enviar ya al parlamento quebranta los derechos humanos, el de la vida, y porque ha llamado a los parlamentarios católicos a obrar conforme a la moral católica. Parece por tanto, que todo el mundo puede decir lo que quiera y como quiera menos los católicos. Parece que hay libertad de expresión para los palmetos gubernamentales, peor no hay libertad para los que manifiestan su pensamiento de otra forma. Mientras quieren infravalorar la conciencia personal divinizan y absolutizan las leyes emanadas del parlamento como si el hombre pudiera decidir por si mismo lo que está bien o mal.


  2. El palamento español ha hecho un amago de condenar unas afirmaciones del Romano Pontífice respecto a la humanización de la sexualidad. Es increible que se haya llevado este tema al foro de la soberanía nacional y los impulsores de la misma o sus abstentes seguidores no hayan llevado la condena de la homosexualidad en Cuba, o la marginación de la mujer y el quebrantamiento de otros derechos en los países musulmanes. Silencio. Solo se critica a la Iglesia Católica y su pastor.

Las lecturas de este domingo nos habla del don profético de la Iglesia y de sus hijos. Ejerzámosle.



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