Señora de la Nieve en la que has marcado tus huellas indelebles. Señora de altos vuelos, de altas cumbres, porque sondeaste lo insondable, porque diste carne al Dios de la vida, porque le viste crecer en su fragilidad y le diste al mundo para su gozo. Señora del siempre SI, Señora de la sonrisa contínua al saberte la escogida, Señora que me enseñas amar a Jesús pues eres su discípula perfecta al haber escuchado la Palabra y haberla hecho vida cumpliendo siempre su voluntad. Señora del silencio y de la escucha, la que sabe meditar y encarnar. Madre que te das y virgen que te entregas sin dejarte nada a Dios. Alcánzanos de tu Divino Hijo el sabernos sus discípulos y sentir siempre tu ayuda y consuelo para seguir tus huellas, Señora de la Nieve, de la blancura, de la plenitud de la gracia, de la pureza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario