Para saber si un movimiento apostólico es obra de Dios, no hace más falta que ver a los que le componen y darse cuanta del "producto final" que realizan.
Este verano han fallecido dos "productos finales" que dicen mucho de lo que la legión de María aporta a la Iglesia: La hermana Trinidad y el hermano Joaquín Lillo. No os asombréis que los llame hermanos pues en la Legión nos tratamos así entre nosotros, aunque no seamos religiosos ni religiosas.
Los dos han trabajado intensamente por la Iglesia especialmente en la Parroquia El Buen Pastor de Toledo. ¡Cúantas visitas habrán hecho a hospitales, a residencias, a hogares para anunciar la buena noticia del amor de Dios manifestado en Jesucristo resucitado!. ¡Cuántas horas aparentemente perdidas, pero cuántas gracias ganaron para sí y para toda la Iglesia!. Yo he tenido la suerte de conocer a los dos siendo niño, y ambos han sido ejemplo de constancia hasta el final, se han sentido legionarios de María en el lecho del dolor ofreciéndolos por su santificación.
Viendo estos productos acabados uno se da cuanta, por si antes tenía dudas, de que la Legión de María produce apóstoles, produce santos, aunque sin alaracas, con la misma humildad de la Virgen Santísima. Así tiene que ser.
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