Acabo de escuchar que en tres meses se va a poder adquirir, por decisión gubernativa y sin receta, la llamada "píldora del día después", a la edad que sea. No me dejan de sorprender.
En el viaje a África el Papa llamó a la "humanización de la sexualidad", recogiendo así el sentir de la tradición viva de la Iglesia sobre este asunto. El uso sexual no es baladí, sino que entre el hombre y mujer es un signo de total donación amorosa, tal como Cristo ama a su Iglesia y Ella le corresponde en fidelidad. De esta forma es como se "humaniza la sexualidad" y no se cae en el bestialismo animal.
Sin embargo, facilitando este medicamento, no sólo no va evitar, como dicen sus mentores, los embarazos no deseados, sino que no permitirá la anidación del óvulo fecundado en el útero materno, habrá una proliferación de enfermedades venéreas y la consiguiente inestabilización mental y hormonal de la mujer. Siempre andamos igual: la mujer como víctima de la sexualidad mal ordenada.
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