domingo, 17 de mayo de 2009

REGALOS PASCUALES


Cuando hemos de hacer un regalo, intentamos siempre plasmar algo de nuestra personalidad cuando le elegimos, intentamos que ese obsequio sea algo que le pueda agradar a esa persona, o que le pueda serle útil de alguna forma.

En esta Pascua el Señor nos ha hecho TRES regalos principalmente que hemos de apreciar pues son para nuestro bien, y en los que se plasma su amor.



  1. LA EUCARISTÍA: En plena Pascua judía el Señor instituyó el Sacramento de los sacramentos, el Sacramento de su Amor. En este Sacramento el Señor plasma realmente su quintaesencia. En este Sacramento se materializa el Amor del que dió la vida por los amigos; su presencia real y permanente hace posible que la criatura participe de Amor que le llevó a entregarse por la salvación del hombre; por Éste la actitud sacrificial de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote llega hasta nosotros sacramentalmente; por este divino sacramento Jesucristo se hace contemporáneo del hombre, amigo del hombre, compañero de la vida. No solo el Señor nos ha redimido del pecado y de la muerte dándonos vida plena más allá de la muerte, no solo nos ha elevado a la diginidad de hijos en el Hijo, sino que nos ha dado los auxilios necesarios para vivir como tales, como lo demuestra con la Eucaristía, viático de futuro, de vida eterna.


  2. EL ESPÍRITU SANTO: Durante su predicación a los discípulos ya les había anunciado este personaje misterioso: el Espíritu Santo. Le llama en varias ocasiones el Defensor, el Paráclito. Será el que les recuerde lo que Jesús ha predicado, el que haga posible que vayamos comprendiendo mejor sus enseñanzas. El Espíritu Santo es el alma de la Iglesia, que la alienta, que hace que generación tras generación vayamos profundizando en las enseñanzas de Jesús, es el amor del Padre y del Hijo personificado. Una donación así habla de un ciudado delicado por parte de Dios, de un deseo de irnos introduciendo en su intimidad.


  3. LA VIRGEN MARÍA: El pie de la cruz se nos regaló como Madre querida en la persona del joven Juan. Él la recibió como cosa suya, de los suyos. Y a lo largo de su vida encontró en Ella seguridad, consuelo y esperanza, a la vez que le ayudó a vivir inmerso en ese Amor que él mismo toco y palpó resucitado. La perla más preciosa de la Redención se nos ha sido entregada como Madre, Consejera, Auxilio, Modelo, para que nuestro seguimiento a Jesús sea más fácil, sin asperezas. Mirándola como estrella no nos perdermos en la ruta a seguir, las tempestades del alma se apaciguan.

Tres regalos hermosísimos los que hemos recibido en los que se muestra ese amor a raudales que Dios tiene con nosotros. Agradecimiento es el que tenemos que tener con estos obsequios. Un agradecimiento activo, es decir, que nos lleve a saber disfrutarlos para nuestro crecimiento espeiritual.


(Allocutio en Comitium Ntra. Señora del Sagraio, Toledo 17 de mayo de 2.009)


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