miércoles, 27 de mayo de 2009

SAN FELIPE NERI, SAN IGNACIO DE LOYOLA...obras maestras del ESPÍRITU SANTO

Estamos ansiando la venida del Espíritu Santo. Le necesitamos. Sin Él la Iglesia no tendría alma. Sin Él sería imposible ser perfectos como nuestro Padre celestial es perfecto. Él es el divino alfarero que con nuestra alma va moldeando al Corazón de Jesús en nosotros. Pero con cada uno de nosotros lo hace de una forma distinta. La Teología Espiritual dice bien dicho que el Espíritu Santo respeta y potencia la personalidad de cada cristiano. Pongamos dos casos concretos en dos santos del mismo tiempo: San Ignacio de Loyola y San Felipe Neri. Ignacio tan seco, tan frío y distante, a quien nunca le vió siquiera sonreir dado el dominio de sí tan grande que tenía. Felipe Neri, corazón inflamado del Espíritu Santo, todo cercano, siempre joven, siempre alegre, que funda sus oratorios para incentivar las artes como la música, la pintura, el teatro, para gloria de Dios. Dos santos muy distintos, pero santos, obras maestras de la acción del Espíritu Santo.
Así sigue haciendo con nosotros el divino Paráclito. Fomenta en nosotros nuestra personalidad, nos da un espaldarazo que nos introduce en la intimidad divina. Pero la acción del Amor necesita cooperación, necesita docilidad, como hizo nuestra Señora la Virgen, como ,imitándola, lo hicieron los santos.


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