El libro de los Hechos de los Apóstoles es el libro de la Pascua. En él vemos el efecto. Sí, me explico. De la experiencia vital de la resurrección de Jesucristo surge en los discípulos un ansia de comunicarlo por todas partes. Es una prueba de que la resurrección del Señor, de que no fue algo imaginario, ni fue algo espiritual, ni fue una alucinación personal o colectiva, sino un acontecimento histórico y real, como acaba de confirmar el Papa Benedicto XVI en su mensaje de Pascua.
Cuando san Pedro predica la resurrección del Señor, la Buena Noticia, sus oyentes preguntan ¿qué hemos de hacer? Y se bautizan más de 3.000 personas. ¿Cómo que nosotros no somos cauce de conversión en nuestros días? Quizá hemos perdido la frescura, no sé, o bien no somos capaces de rejuvenecer espiritualmente a nuestros "cristianos viejos", escleriotizados y ubicados en un cristianismo que no pasa de serlo nominalmente.
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