sábado, 11 de abril de 2009

SOLEDADES


Parece que todo ha sido un fracaso. Los fariseos, los sumos sacerdotes, Anás y Caifás, el mismo Pilato, se han quedado tranquilos. Ya pueden continuar con su vida como siempre.

Los mismos pescadores de Galilea ya estaban recogiendo sus pocos enseres para volver de nuevo a sus quehaceres: toda esa aventura había acabado.

En su oscuridad buscaban una luz, alguna seguridad que les hiciera saber qué hacer en esos momentos. Y se volvieron hacia la Madre.

Les contó entre lágrimas cómo había tenido en sus brazos a aquél cuerpo que tantos años atrás había arrullado y les recordó aquellas palabras que había dicho Jesús: a los tres días resucitáré. Cosas de mujeres, y de madres que no se resignaban.

Solo Ella espera, solo Ella cree contra toda esperanza, como Abrahán, que la palabra de Jesús se cumplirá. Soledades.

Señora, os acompaño en estos momentos. No estáis sola. Como Vos espero que la promesa de Vuestro Divino Hijo se cumpla. Sed mi luz y esperanza. Que sepa como Vos esperar aunque la lógica humana se revuelva, aunque todos digan que no espere en vano.
(foto: Nuestra Señora de la Esperanza, Toledo)

No hay comentarios: