El día 10 de julio de 1990 presidí por primera vez la Santa Misa en mi Parroquia de Santa Teresa de Jesús. Como aín no tenía templo propio la celebré en la Capilla de la Residencia de los Ancianitos Desamparados, que entonces hacía de parroquia. Ciertamente lo más importante para el Sacerdote es el día de su Ordenación, pero también queda en su recuerdo su Primera Misa.
Celebré la Misa de la Virgen María. No podía ser de otra manera pues Ella me había llevado a Jesucristo, a su Sacerdocio, y me quería poner bajo su amparo, a la vez de mirarla para siempre como modelo en mi vida sacerdotal.
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