Seguimos en tiempos de revisionismo histórico, especialmente en lo concerniente a la última guerra civil española y al papel que jugó la Iglesia Católica en la II República, en la contienda civil y en la posguerra. Algunos osados siguen pidiendo que la Iglesia pida perdón por levantar el brazo al paso del general vencedor, como sus mismos padres hicieran. El Papa Juan Pablo II durante el gran jubileo del año 2.000 pidió perdón por los errores de los hijos de la iglesia durante los XX siglos y entrar así purificados en el nuevo milenio. Pero algún político incapaz de enfrentarse con los problema reales de la nación sigue exigiendo perdón explícito por la actuación de la Iglesia durate esos años convulsos . Con la libertad que me da no ser obispo, de no llegar a serlo y apenas un aspirante a historiador me atrevo a poner luz en este tema.
- La Iglesia actual no es responsable de lo que los católicos de otro tiempo hicieron o dejaron de hacer. La jornada de penitencia de la que hablábamos en el jubileo del 2.000 no fue otra cosa que un acto meritorísimo y de profunda humildad al pedir perdón por los hechos de generaciones pasadas. Es propio de los fariseos exigir perdón a los ajenos cuando uno no es capaz de pedir disculpas por los propios. Los partidos políticos que formaban la coalicción del Frente Popular (PSOE Y PCE entre otros) NUNCA han pedido perdón por la persecución que sufrió la Iglesia Católica durante su gobierno en la II República y la guerra civil: la matanza de sacerdotes católicos , religiosos, obispos y fieles, la quema de iglesias y conventos con la consiguiente destrucción de un patrimonio de un valor incalculable,... Siguendo al Dr. Vicente Carcel Ortí, en España durante la republica y la guerra civil, hubo una persecución programada y calculada para quitar del suelo español todo aquello que estorbaba a los fines revolucionarios del Frente Popular. Sólo en una ocasión he oído hablar de lamentables acontecimientos, al que se autopostula como miembro de la iglesia de los pobres, no de la de Isabel la Católica, y que va a "comulgar" rosquillas en alguna iglesia de la periferia de Madrid y después luchar porque su hija se casase en el altar mayor de la Catedral primada, o bien dar codazos para poder procesionar en el Corpus toledano. El partido actual del gobierno se reconoce como heredero de la segunda república y en su último congreso terminaron con el puño en alto cantando su internacional. Con la documentación que disponemos, sabemos que muchas iglesias fueron saqueadas y quemadas con el fondo de esa misma música, como el martirio de tantos católicos. Si son herederos de esa república que intentó masacrar a media España, los herederos de los que mataron y torturaron para extirpar de la nación lo que ellos consideraban para implantar un sistema deshumanizado, ¿no tienen que pedir perdón por lo que sus padres o abuelos hicieron antes de pedir nada a los demás?.
- La II republica española perdió la oportunidad de unir a toda la nación cuando los vientos le eran favorables y dilapidandolos cuando sus políticos elaboraron una constitución de media España contra la otra media. Es temible escuchar algún político actual llamarse heredero del republicanismo . ¿Es que acaso quieren decirnos que van a la caza y captura, como su anterior generación, de todo aquello que obstaculice en sus planes de hacer una nueva sociedad fundada en sindios?. No recuerdan que sus correligionarios del pasado tenían de republicanos lo que un monarca, y que en palabras de Largo Caballero o de Pablo Iglesias la república burquesa no era un fín en sí , sino un medio para imponer la dictadura del proletariado. Y no recordemos cómo apoyaron la dictadura de Primo de Rivera, como la mayoría de España, para después acusar a Don Alfonso XIII de perjuro por permitir un golpe que le vino dado, y que aceptó como un hecho consumado al ver cómo toda la población la apoyaba al estar cansada del ficticio turno de partidos pactada en la restauración. Es insultante a nuestra inteligencia que llamen perjuro quienes apoyaron el golpe de estado del 29; los que se aprovecharon del mismo llegando a ser Consejero de Estado y organizando su sindiacto UGT; los que se llaman republicanos cuando desde su interior querían destrozar el sistema para implantar un sistema socialista carente de libertades, como diría el Lenin español, Largo Caballero.
- Por mucho que repitan, la Iglesia Católica no recibió hostilmente el régimen republicano del 31. Así lo deja constatado en sus memorias Alejandro Lerroux, jefe del partido republicano radical y no ciertamente muy católico. Este "único" republicano del nuevo régimen, antes de llegar al poder, excitaba a los suyos con gritos pidiendoles hacer mujeres a las monjas y perpetuar así la raza. Esto hace que su testimonio tenga más valor aún. Desde la proclamación de la II republica los obispos en su cartas pastorales pidieron aceptación del nuevo régimen y llamaron a la incorporación de los católicos en la política. Ni siquiera el cardenal Segura llamó a la insumisión, como algunos siguen repitiendo sin consultar a las fuentes, de boca en boca. Nuestro Primado llamó a la oración en esos días tan convulsos, esperó indicaciones de la Santa Sede y al recibirlas publicó con fecha del 1 de mayo una carta pastoral pidiendo a los católicos el reconocimiento al nuevo régimen, el respeto a las autoridades legalmente constituídas, agradece la acción de la monarquía en la historia milenaria de España y convoca a los laicos a incorporarse en la política activamente en este nueva etapa de la historia de España. Podrán repetirlo muchas veces, pero no tiene razón ni Tusell, ni siquiera en este tema el Dr. Carcel, ni los manuales al uso de historia contemporánea de España: fue una expulsión injusta, sin motivos, de un hombre santo. La Santa Sede pensó que por su renuncia a su sede de Toledo conseguría una constitución respetuosa con la Iglesia. Fue engañada y se quedó Toledo y España sin un Primado ejemplar y con una Constítución que limitaba la libertad religiosa.
- Ante la persecución que la Iglesia sufrió durante la II república, la representación diplomática de la santa sede no se retiró, sino que intentó infructuosamente construir puentes de encuentro personal. Incluso cuando el levantamiento militar de 1936 se produjo, el Papa no reconoció otro gobierno legítimo que aquel que capitaneaba la más feroz persecución religiosa que se había dado en toda la historia. Solo será en 1939 a pocos meses de finalizar la contienda y cuando ya no existía legalidad ninguna en el bando rojo cuando se establezca relaciones diplomáticas con el gobierno del general Franco con sede en Burgos. Los obispos españoles no pudieron más y escribieron una carta pastoral en 1937 para que internacionalmente se conociese la persecución que estaba viviendo el catolicismo.
- ¿Qué opción tenía la Iglesia si no era arrojarse en brazos de aquel que se declaraba un defensor de la que estaba tan ferozmente atacada?. No es de extrañar que se levantasen manos de agradecimiento, pues eran conscientes que la fe católica en España podía haber sido extirpada de haber ganado el bando rojo. ¿Se puede imputar esto cuando todo los españoles, más o menos convencidos levantaban el brazo al paso del vencedor?.Esto no significó un entreguismo al régimen del 18 de julio. Sabemos documentalmente cómo los obispos en su cartas pastorales después de la guerra llamaron al perdón y a la reconciliación. Cómo llamaron la atención a las autoridades al permitir las venganzas de los vencedores sobre los vencidos. Cómo el famoso Cardenal Segura- vuelto a España a la sede de Sevilla y que ha pasado a la historia por su extremismo- se enfrentó al régimen franquista por sus tintes nazistas y fascistas condenados por los Papas Pío XI y XII, no permitiendo que en las fachadas religiosas se pusieran símbolos falangistas, tan ligados al nuevo régimen. Cómo este mismo Cardenal llamó la atención al general Franco repetidamente para que volviese la Monarquía y con ella una posible reconstrucción nacional no fundada en los vencedores. Cómo el Cardenal Primado Plá se enfrentó ante las injusticias sociales del régimen, ante la falta de libertades.
En fín, si revisamos de verdad, y vamos a las fuentes, no salen bien parados los que ya no nos llaman personas, sino meramente ciudadanos.
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