No cabe la menor duda que el olvido de Dios no es por casualidad. El Papa Benedicto XVI ha hablado a los jóvenes de las heridas que está dejando en la naturaleza y en el mismo hombre su carencia. Buena semilla sembrada por Jesucristo, dando la Palabra al Pueblo y regándola con su misma Preciosa Sangre derramada, y dañina simiente del enemigo, de satanás, que sigue ofreciendo falsedades envuelta en preciosos papeles de colores.
La secularización es claramente un producto del demonio que quiere que se deje a Dios en el banquillo. Pero siempre ha habido tontos útiles que le han servido. Nos sorpredemos que la izquierda decimonónica quiera eliminar todo rastro de Dios en los edificios públicos, incluso se pensaron en abolir los llamados funerales de estado. ¿No han sido en gran medida los eclesiásticos y los religios@s los que ya hace tiempo han querido hacer desaparecer toda presencia religiosa en el mundo?.
Se que ha sido sin querer hacerlo, ¿pero acaso hombres y mujeres de iglesia al quitarse todo distintivo han ido alimentado la carencia de Dios en la sociedad?. No voy a decir exageradamente que aquí radique solamente el porqué de las cosas. Ese ser tomado de entre los hombres que recuerda la P.O. del Vaticano II se cogió tan por lo pelos, que se vió que la eliminación de hábitos era una manifestación de la cercanía de Dios en el mundo, de su Encarnación incluso.
Pero los gestos, los símbolos dicen tanto....Es más, el hombre los necesita para vivir. Los símbolos nos recuerdan realidades que los sentidos pierden. Los alzacuellos, los habitos reformados que pedía el Vaticano II y no su eliminación, nos remiten a Jesucristo, hacen recordar a tantas gentes que Él vive, que el real su cercanía . Hablan de pobreza, de obediencia, de la vida eterna.
Es un recordatorio, para aquellos que se han olvidado de su práctica cristiana, que han de volver a Dios, que sigue con los brazos abiertos para perdonar y para darse al hombre sin reservarse nada.
La nueva evangelización de la que tanto se ha hablado, ¿no ha de comenzar por ser sembradores los consagrados a tiempo completo?. Mi párroco don Justo Rey me decía que la mejor campaña vocacional era vestir siempre como sacerdote y celebrar la Misa con unción. Ha pasado mucho tiempo desde que me lo dijera, pero sus palabras siguen siendo válidas.
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