Un día como hoy, pero domingo, el 8 de julio de 1990 fui ordenado Presbítero por el entonces Arzobispo de Toledo el Cardenal don Marcelo González Martín, en la Santa Catedral Primada de España. ¡Tantos nervios acumulados hicieron que todo pasara rapidísimo sin darme apenas cuanta!. ¡Y no digamos mi primera Misa!. El paso del tiempo hace que todo se saboree más y mejor. Ya el Apóstol Pablo se lo recomienda a Tito: "revive la gracia que recibiste por la imposición de manos!". He tenido la gracia inmensa de seguir feliz siendo sacerdote justo por esa actualización sacramental del Orden. Tantos años, tantos aparaentes fracasos apostólicos, tantas aparentes victorias...Tanta gente que he tenido la suerte de conocer en mis diversos destinos pastorales, gente tan santa que he enterrado, gente tan irredenta. Ya necesito ayuda como Moisés para levantar las manos y darle gracias enormle por el sacerdocio, por sentirme tan amado y elegido por Cristo a pesar de ser como soy, a veces desesperanzado y tibio.
He de declarar como san Juan Bosco lo hizo un día que "Todo lo ha hecho Ella".
En este día para mí tan significativo, tan emocionante y sensible, me vuelvo a poner bajo el amparo de Aquella por la que me vino Jesucristo y con Él mi vocación sacerdotal, y la sigo pidiendo que viva de aquel primer amor que me hizo sentir la mirada de predilección de Jesucristo por mí, indigno siervo suyo.
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