miércoles, 2 de julio de 2008

RASGOS DE UN SANTO MODERNO ( y II)





El santo moderno ha de dar importancia a su formación cristiana, porque sabe que esto le ayuda a crecer, a madurar continuamente, a dar mayor fruto. Sabe que hoy más que nunca, se nos piden los motivos y las razones de nuestra esperanza.



  • El santo moderno se sabe enviado como testigo ante el mundo de la resurrección y de la vida del Señor para anunciar la buena noticia del evangelio. No solo ha descubierto el amor de Dios manifestado en Jesucristo sino que siente que no puede quedarse egoistamente con él sino que ha de darlo a los demás ayudando a trasnsformar la sociedad, actuando en sus ambientes, al modo del alma en el el cuerpo (carta a Diogneto). Sabe que el mundo no es un enemigo, ni puede caer en la tentación de huir del mundo ni evadirse, sino que está llamado a trabajar en el corazón del mundo, a contribuir para que vaya emergiendo la civilización del amor. El santo moderno es alguien que de palabra y obra habla de Jesucristo y su amor transformante. Evangeliza presentando el rostro verdadero de Jesucristo, no sus opiniones personales.

  • Ha de sentir un profundo amor por la Iglesia. Sabe que por Ella le viene Jesucristo y su gracia: sabe que por Ella ha conocido a Jesús. La ve como su Madre. Es capaz de descubrir la multitud de carismas que el Espíritu ha derramado y sigue derramando en su Iglesia. Se siente en casa. Ha descrubierto su propio carisma y con otros, en pequeñas comunidades intenta vivirlo, aunque sabe que su movimiento no es único sino complementario con los demás. Sabe que la diversidad no es un límite, sino una riqueza. Ha de promover la espiritualidad de comunión.

  • El santo moderno se mira una y otra vez en la Santísima Virgen María, porque en Ella ha descubierno la perfecta discípula de Cristo, modelo de fe vivida, el ideal de santidad al que aspira. Ha descubierto en Ella la total disponibilidad a los planes de Dios, aunque no se entiendan, aunque cueste. Sabe de su omnopotencia suplicante y se refugia al amparo de su protección.

  • Al seguir a Jesús le hace descubrir su preferencia por los empobrecidos, los enfermos, los excluidos, los más pobres que son los que no le conocen. Por eso hace suya una opción preferencial por los pobres, haciendo presente en medio de ellos la ternura de Dios, siendo altavoz de su mensaje libertador y esperanzador, trabajando para así ayudar a superar las situaciones de injusticia social.


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