domingo, 6 de julio de 2008

PROMESA LEGIONARIA (II)


Ella es la Madre de mi alma.

Su corazón y el mío son uno; y desde ese único corazón vuelve Ella a decir lo que dijo entonces: "He aquí la esclava del Señor".

Y otra vez vienes Tú por medio de Ella para hacer grandes cosas.

Cúbrame Tu poder, y ven a mi alma con fuego y amor,

y hazla una con el amor de María y la voluntad de María de salvar al mundo;

para que yo sea pura en Aquella que por Ti fue hecha inmaculada;

para que por Ti crezca en mí también mi Señor Jesucristo;

para que yo con Ella, su Madre, pueda ofrecerle al mundo y a las almas que le necesitan;

para que, ganada la batalla, esas almas y yo

podamos reinar con Ella eternamente en la gloria de la Santísima Trinidad.

Confiado en que en este día quieras Tú recibirme por tal y

servirte de mí y convertir mi debilidad en fortaleza,

tomo mi puesto en las filas de la Legión

y me atrevo a prometer ser fiel en mi servicio.

Me someteré por completo a su disciplina,

que me liga a mis hermanos legionarios y hace de nosotros un ejército,

y mantiene nuestra alineación en nuestro avance con María,

para ejecutar tu voluntad, para obrar tus milagros de gracia

que renovarán la faz de la tierra,

y establecerán, Santísimo Espíritu, tu reinado sobre los seres todos.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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