miércoles, 25 de junio de 2008

HACIA UNA RELIGIÓN DE ESTADO


En el siglo XIX hubo varias tentativas en España de hacer una religión de estado teniendo como ejemplo a la Iglesia Anglicana, una iglesia nacional española bajo la supervisión del goberno de turno. Así sería éste quien nombraría a los obispos y sacerdotes, e iría imponiendo progresivamente una nueva moral, tal y como ha ido ocurriendo en la Iglesia de Inglaterra.

Pero el buen juicio, y el turno político hizo que quedara en un mero proyecto.

Sin embargo, parece que la idea ha vuelto ha retomarse. Ya no será una Iglesia desvinculada de Roma, con una jerarquía propia que un día podría dar problemas al estado.

Es una religión más cómoda y que no necesita vocaciones especiales: el laicismo rampante. Ya se va a enseñar como algo dogmático en la Educación para la ciudadanía, con nuevos valores (contravalores) como el aborto sin plazos y sin motivación, la eutanasia fascista y la eliminación de toda referencia divina. La única referencia será los deseos del hombre en cada momento, una moral democrática en la que el parlamento de turno nos dirá lo que está bien y lo que está mal, de acuerdo con los resultados electorales. Un laicismo con un nuevo pastor supremo, el presidente del gobierno de turno; una especie de obispos (los llamados intelectuales, artistas subvencionados) que irán marcando un camino a seguir; una especie de concilio (el parlamento) que nos irá indicando lo que está bien y lo que está mal; la presencia omnipresente de los medios de comunicación sociales que nos irán inoculando los nuevos dogmas a través de las series de moda, ridiculizando y apartando a los fanáticos católicos.

Pero NO PODRÁN. No se convecen. El Demonio va buscando nuevos actores para una nueva batalla que sabe que la tiene perdida de antemano, pero que puede hacer perder a tantas almas...

Sabemos que en medio de estas zozobras la promesa de la Virgen cobra nuevo tono: Mi Inmaculado Corazón triunfará.

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