domingo, 22 de junio de 2008

NO ES ESA MI IGLESIA; ESTA SÍ


(Allocutio del Comitium del mes de junio de 2.008)


I.- Cuando veo las distintas noticias sobre la Iglesia en los medios de comunicación, uno cae en la cuenta que a la Iglesia que critican no es la mía, no es la que amo, no es en la que he vivido y en la que vivo, sino otra imaginaria, una inventada, una caricatura “cutre” de la que yo mismo conozco desde niño. Esa Iglesia que pintan es una que no reconozco pues es una iglesia obsesionada con el sexo, instalada entre los grandes del mundo, una iglesia que se opone a toda clase de progreso científico, filosófico y humano; una iglesia que manipula las conciencias, que está cerca de los explotadores de la tierra; una iglesia que solo habla del más allá olvidándose del más acá. ESTA NO ES MI IGLESIA.


II.- MI IGLESIA es la que fundó Jesucristo, la que prolonga en la historia su presencia en medio de la humanidad, que hace posible que la vida del hombre tenga sentido. Mi Iglesia es la que ha hecho posible que la mujer sea apreciada cada día más, que ha hecho cultura su fe, que me enseña en cielo como meta pero que me dice que contribuya a edificar mejor el mundo. Es esta Iglesia la que creó las primeras escuelas para facilitar la cultura a los que no podían adquirirla por sí mismos; la que creó las primeras universidades, los primeros hospitales. Mi iglesia es la que intenta poner en práctica las enseñanzas de Jesucristo no solo en el culto, sino también en la vida de cada día, la que cura con la penitencia, la que alimenta con la Palabra revelada y con el mismo Cristo Eucaristía, la que consuela enseñando a levantar los ojos a la Madre del Redentor, la que ilumina con la Revelación mi vida. Es aquella que enseña que somos imagen y semana de Dios y nos habla de sus consecuencias: derecho a una vivienda digna, un trabajo digno y justamente retribuido, una educación integral de la persona, a la libertad de expresión y de conciencia, a un ocio sano….esta llamada doctrina social de la Iglesia nos enseña, por tanto, que ningún poder del mundo me da ningún derecho sino que lo que hacen en sus leyes es reconocer mi dignidad de criatura de Dios, y de redimido por la sangre preciosa del Verbo Encarnado. Mi iglesia es la que ha dado la cara por los obreros cuando empezaba la industrialización para que no fueran explotados, en la célebre encíclica Rerum Novarum del entonces papa León XIII del 15 de mayo de 1891, mientras que los partidos autodenominados como obreros se dedicaban a conspirar sin defender al proletario realmente. Mi Iglesia es la que defiende a los que no tienen voz, la que siempre está en la vanguardia en la defensa de los derechos del hombre, denunciando los intentos de los estados en manipular conciencias, manipular el pasado guiándose por intereses raciales, la que sigue abriendo hospitales para los enfermos que nadie quiere como los del sida. Mi Iglesia es la que ama al hombre, pues sabe que lo que se le haga se le está haciendo a mismo Señor Jesús.


III.- ¡Qué sigan criticando a una Iglesia que no existe!, como don Quijote atacaba a los molinos pensado que eran grandes gigantes. Que nosotros seamos capaces de desmontar con las enseñanzas de la verdadera Iglesia tantos prejuicios infundados para que se vea la grandeza de esta Iglesia a pesar de los pecados de sus miembros y la Madre de la Iglesia limpiará por nosotros su rostro.


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