4. Pío XII no hizo nada a favor de los judíos: miró para otro sitio.
Ya hemos visto cómo una declaración pública y solemne de Pío XII hubiera sido más que negativo para los fines que perseguía el Papa. Por eso optó por la salvación directa, callada, silenciosa de los judíos o perseguidos por causa política. De todo ello tenemos testimonios:
· “Lo acusan de pasividad. Pero allí es donde la propia persona estaba en juego directamente para la salvación de muchas personas, estaba listo a dejarse destrozar como un buen pastor. Como estudiante de
· “Lichten señala, por ejemplo, que en septiembre de 1943, Pío XII ofreció bienes del Vaticano como rescate de judíos apresados por los nazis: se calcula que el Vaticano salvó a algunos cientos de miles. También recuerda que, durante la ocupación alemana de Italia,
· “El propio Hochhuth, autor de la obra de teatro “El Vicario”, que ayudó a crear la leyenda sobre el Pontífice reconoció , en un post scriptum a su obra, que el Vaticano ayudó a los judíos durante el holocausto”[3].
· “Fue el Papa Pío XII quien nos ordenó abrir las puertas a todos los perseguidos. Sin orden del Papa, habría sido imposible salvar a tanta gente”[4].
· “Cuando desesperábamos por dar con un lugar donde escondernos llamamos a la puerta del convento y
· “Por orden de Pío XII, se entabló contacto con el comandante militar alemán en Roma, el general de brigada Rainer Stahel, un oficial austríaco de la antigua escuela(...).De esta manera miles de judíos podrían ser escondidos, por orden de Pío XII, en el Vaticano y en más de 10 instituciones eclesiásticas en Roma”[6].
· “Ese Papa y
Como hemos podido comprobar, el Papa Pío XII al darse cuenta que tenía las manos atadas y no poder denunciar internacionalmente las diversas tropelías que sufrían los judíos u opositores a los regímenes nazista y fascista, no se quedó con los brazos cruzados. Dio órdenes precisas a los diversos nuncios en Europa que ayudasen como pudiesen a los judíos u otros perseguidos y utilizó todos los medios que disponía para su salvación. Utilizó los Pactos Lateranenses para proteger a los perseguidos, levantó las clausuras pontificias de los diversos conventos de clausura papal para que fueran lugares de refugio. Su misma fortuna personal y los fondos vaticanos fueron utilizados en la ayuda de los perseguidos. Gracias a su acción silenciosa cerca de un millón fueron salvos, más que el afamado Schüller. Su testimonio de fe y de servicio a los perseguidos fue tan claro que el gran Rabino de Roma se convirtió, con gran escándalo de los judíos, al cristianismo, eligiendo como nombre de bautismo Eugenio, en reconocimiento del Papa Eugenio Pacelli, Pío XII.
[1] MARCO TOSATTI. “Restitute giustizia a Pío XII”,
[2] Roma, 27 de marzo de 1998 (ZENIT) en www.corazones.org/apologetica/nazi_iglesia/holocausto_pio12.htm p.7
[3] Ibídem.
[4] Hna. María Corsetti en www.corazones.org/apologetica/nazi_iglesia/holocausto_pio12.htm, p.8
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