sábado, 21 de junio de 2008

PIO XII Y LOS JUDÍOS (X)



4. Pío XII no hizo nada a favor de los judíos: miró para otro sitio.




Ya hemos visto cómo una declaración pública y solemne de Pío XII hubiera sido más que negativo para los fines que perseguía el Papa. Por eso optó por la salvación directa, callada, silenciosa de los judíos o perseguidos por causa política. De todo ello tenemos testimonios:


· “Lo acusan de pasividad. Pero allí es donde la propia persona estaba en juego directamente para la salvación de muchas personas, estaba listo a dejarse destrozar como un buen pastor. Como estudiante de la Universidad Lateranense de Roma, recuerdo que el papa ordenó que todos los edificios extraterritoriales alojaran a cuantos perseguidos y judíos se pudiera”[1].


· “Lichten señala, por ejemplo, que en septiembre de 1943, Pío XII ofreció bienes del Vaticano como rescate de judíos apresados por los nazis: se calcula que el Vaticano salvó a algunos cientos de miles. También recuerda que, durante la ocupación alemana de Italia, la Iglesia, siguiendo instrucciones del Papa, escondió y alimentó a miles de judíos en la Ciudad del Vaticano y en Castelgandolfo, así como en templos y conventos. Se calcula que el Vaticano salvó a cientos de miles. Esta fue una de las razones que movieron a Israel Zolli, gran rabino de Roma, a hacerse católico cuando terminó la guerra, y a tomar en el bautismo el nombre de pila del Papa, Eugenio, en señal de gratitud”[2].


· “El propio Hochhuth, autor de la obra de teatro “El Vicario”, que ayudó a crear la leyenda sobre el Pontífice reconoció , en un post scriptum a su obra, que el Vaticano ayudó a los judíos durante el holocausto”[3].


· “Fue el Papa Pío XII quien nos ordenó abrir las puertas a todos los perseguidos. Sin orden del Papa, habría sido imposible salvar a tanta gente”[4].


· “Cuando desesperábamos por dar con un lugar donde escondernos llamamos a la puerta del convento y la Madre Xavier nos acogió ofreciéndonos un refugio y haciendo todo lo posible para encontrar un escondite seguro también para nuestros familiares, quienes de hecho fueron escondidos en una clínica. María Xaviera se las ingenió asimismo para encontrar más lugares donde ocultar otros judíos y para facilitar nuevas tarjetas de identidad. Era tan conocida la obra de asistencia a los perseguidos que en diciembre de 1943 el santo Padre hizo llegar a María Xavier – a través de monseñor Riberi, encargado de ayudas a las víctimas civiles- la suma de 10.000 liras.”[5]


· “Por orden de Pío XII, se entabló contacto con el comandante militar alemán en Roma, el general de brigada Rainer Stahel, un oficial austríaco de la antigua escuela(...).De esta manera miles de judíos podrían ser escondidos, por orden de Pío XII, en el Vaticano y en más de 10 instituciones eclesiásticas en Roma”[6].


· “Ese Papa y la Iglesia que tanto de pedendía de él, hicieron muchísimo por los judíos. Se calcula que algo menos de un millón, entre 700 y 800 mil judíos, fueron salvados por la iglesia y por ese pontífice(...) Seis millones de judíos asesinados por los nazis y casi un millón de judíos gracias a la estructura de la Iglesia y de este pontífice. Cuando se recuerda a las personas que hicieron algo para salvar físicamente a los judíos, muy pocos pueden orgullecerse de lo que hizo la Iglesia de Pío XII(...) Se le ha tratado como si hubiera estado junto a Hitler, junto a los nazis, como si fuera el único ser en el mundo que tuvo responsabilidades en el holocausto. Creo y lo repito que esto es algo monstruoso, aberrante, algo que tendría que acabar”[7].



Como hemos podido comprobar, el Papa Pío XII al darse cuenta que tenía las manos atadas y no poder denunciar internacionalmente las diversas tropelías que sufrían los judíos u opositores a los regímenes nazista y fascista, no se quedó con los brazos cruzados. Dio órdenes precisas a los diversos nuncios en Europa que ayudasen como pudiesen a los judíos u otros perseguidos y utilizó todos los medios que disponía para su salvación. Utilizó los Pactos Lateranenses para proteger a los perseguidos, levantó las clausuras pontificias de los diversos conventos de clausura papal para que fueran lugares de refugio. Su misma fortuna personal y los fondos vaticanos fueron utilizados en la ayuda de los perseguidos. Gracias a su acción silenciosa cerca de un millón fueron salvos, más que el afamado Schüller. Su testimonio de fe y de servicio a los perseguidos fue tan claro que el gran Rabino de Roma se convirtió, con gran escándalo de los judíos, al cristianismo, eligiendo como nombre de bautismo Eugenio, en reconocimiento del Papa Eugenio Pacelli, Pío XII.













[1] MARCO TOSATTI. “Restitute giustizia a Pío XII”, La Stampa, 18 de marzo de 1998

[3] Ibídem.


[7] Paolo Mieli, judío, ex director del “Corriere de la Sera” en www.conoze.com/doc.php?doc=719 p.1


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