viernes, 20 de junio de 2008

PIO XII Y LOS JUDÍOS (IX)


Se ha anunciado recientemente la celebración de un Congreso sobre la figura de Pio XII. Yo había comenzado esta serie de artículos sobre su relación con los judíos que espero que este dando luz.



3. El silencio del Papa durante el

holocausto judío es una demostración de que el Papa Pío XII estaba de acuerdo con Hitler.



Hemos citado anteriormente el radiomensaje navideño de 1942. En él Pío XII denunció todas las crueldades de la guerra, la violación del derecho internacional que determinó crímenes al límite del horror y evocó a “los centenares de personas que, sin culpa propia, sólo por su nacionalidad o su raza, son destinadas a la muerte”.El 2 de junio de 1943, en su alocución consistorial a los señores cardenales, Pío XII volvió otra vez sobre el tema hablando de aquellos “que a causa de su nacionalidad o de su raza están destinados al exterminio, y advirtió que nadie puede seguir violando las leyes de Dios impunemente”[1].


Pío XII comprobó cómo la publicación de la encíclica contra el nazismo “Mit brennender Sorge”no ayudó a nada en el freno de la persecución judía. Al contrario, Hitler montó en cólera y se recrudecieron todas las medidas contra los judíos.[2] Cuando Holanda fue ocupada en 1940 en los edificios se resaltaba este cartel: “Voor Joden Verboten”[3], las deportaciones de los judíos se hicieron masivas y sistemáticas en 1942. Los jefes de Iglesias calvinista, católica y luterana, se pusieron de acuerdo para leer desde los púlpitos un documento redactado conjuntamente condenándolo. Al saberlo los comisarios políticos del Reich Seys-Inquart y Schmidt, amenazaron que no solo serían deportados los judíos sino solo los bautizados. Sólo quedó la Iglesia Católica, pues las otras confesiones dieron marcha atrás, en su denuncia pública:”....el triste destino de los judíos y la suerte de quienes han sido destinados a trabajos forzados e el extranjero... han de ser puestas en conocimiento de todos”[4]. Como consecuencia de toma de posición del clero católico holandés, se aceleró la deportación de los judíos de sangre y religión, y se deportó a los judíos bautizados entre la que estaba Edith Stein que sería Sante Teresa-Benedicta y a su hermana[5].


Sor Pascualina Lehnert, asistente de Pío XII, contó que “ los periódicos de la mañana fueron puestos en el estudio del Santo Padre, mientras él estaba a punto de ir a la audiencia. Leyó los titulares y se puso pálido como un muerto. Una vez de vuelta de la audiencia, antes de ir al comedor vino a la cocina con dos grandes hojas con mucho texto y dijo: Quiero quemar estas hojas. Es mi protesta contra la terrible persecución antijudía. Esta tarde debía haber aparecido en L´Osservatore Romano. Pero si una carta de los obispos holandeses ha costado la vida a cuarenta mil personas, mi protesta costaría quizá doscientas mil. Por eso es mejor no hablar de forma oficial y guardar silencio, como he hecho hasta ahora, y hacer todo lo que humanamente posible para ayudar a esta gente”[6].


Al Papa le llegaron peticiones formales de la comunidad judía para que no hiciera ninguna declaración pública, porque no habría servido de nada, antes al contrario, se habría recrudecido la persecución. Centenares de judíos llegaron a la Santa Sede para convencer al Papa para que optase por el silencio propio y el de los cardenales.”El barón Von Weizsäcker, embajador alemán ante la Santa Sede, y su asistente, Von Hassel, desaconsejaron al papa que hiciera una intervención pública. Así lo declararon en el proceso de Nuremberg. El Vaticano se habría arriesgado a ser ocupado por los nazis”[7].


Marcus Melchior, rabino jefe de Dinamarca, observaban que “Si el papa hubiera tomado posición abiertamente, probablemente Hitler habría exterminado a más de seis millones de judíos y tal vez a diez veces diez millones de católicos, si hubiera tenido esta posibilidad[8]. “Cualquier movimiento propagandístico de la Iglesia Católica contra el Reich no sólo habría significado un suicidio voluntario, sino que hubiera acelerado la ejecución capital de un mayor número de judíos y sacerdotes”[9]


Todo ello nos muestra el sufrimiento de Pío XII por no poder manifestar públicamente ni denunciar todos los crímenes de los nazis a lo judíos. Este silencio fue producto de los diversos consejos y presiones de los mismos judíos temiendo que las denuncias papales causaran más males que bienes, como había causado la denuncia de algunos obispos católicos europeos.


[1] P.Pierre Blet, citado por ANTONIO GASPARI en “Los judío, Pío XII y la leyenda negra”.Barcelona (PLANETA-TESTIMONIO) 1984 p.140

[2] P. Gumpel, citado en GASPARI..... p. 171

[3] ENTRADA PROHIBIDA A LOS JUDÍOS.


[4] ANTONIO GASPARI “Los judíos....” p.172

[5] Cfr. El diario Católico De Tiyd, 3 de agosto de 1942.


[6] PASCUALINA LEHNERT. Pío XII, il privilegio di servirlo .Milán (Rusconi Editori),1984,pp 148-149


[7] P. Gumpel en GASPARI.... p. 174


[9] ibídem.

No hay comentarios: